La casa del último rey lanzaroteño

   El pasado siempre sale a la luz en los yacimientos que hay en cada uno de los sitios, comunidades y pueblos de España.

  España es un país con un gran pasado del que se puede aprender mucho por eso la arqueología es muy importante para poder desentrañar los secretos que guarda la tierra al estudiar los diferentes yacimientos que existen. Muchos son los ejemplos y uno de ellos es el poblado de Zonzamas ubicado entre la Caldera de Zonzamas y la Montaña de Maneje, dentro de los lanzaroteños municipios de Teguise, Arrecife y San Bartolomé.

  El origen de este poblado está en la aborígenes de Lanzarote, los majos o mahos, cuando o crearon para servirles como lugar de residencia y de hecho se cree que aquí residió el último rey de la isla, Guadarfia. Fue en 1973 cuando comenzaron sus excavaciones y en ella salieron a la luz que todo se organizaba en torno a un núcleo central amurallado conocido como Palacio de Zonzamas y que sería el sitio que servía como residencia real. A su vez aparecieron cinco construcciones semisubterráneas, algunas redondas u ovales y otras rectangulares, a las que se accede mediante una puerta con escalera con orientación suroeste para evitar el fuerte viento. Estas no se sabe muy bien para que se erigieron pero se cree que eran almacenes o lugares de reunión.

  Otro de los elementos importante son las queseras, un tipo de construcción rupestre formadas por canales longitudinales y paralelos labrados en grandes bloques basálticos. Tampoco se sabe para que se utilizaban por ello las teorías van desde ritos religiosos hasta molienda o captación de agua. La de este poblado mide 3´90 metros de diámetro y está hecha con cinco canales ciegos orientados al noroeste y una prolongación de un metro en el oriente.

  En cuanto al resto de su historia se sabe que fue habitado hasta que en el siglo XVIII es abandona debido a las continuas erupciones acaecidas entre 1730 y 1736 aunque hay algunas fuentes que indican que se utilizó hasta el siglo XX.

  Actualmente no está en un buen estado, aunque su quesera quizá sea la mejor conservada de Canarias, debido a años de abandono y expolios por ello está dentro de la lista roja de Hispania Nostra. Aún así es un lugar muy importante para estudiar como vivían los habitantes de la isla por eso está declarada Bien de Interés Cultural.