De todos los palacios que hay en España quizá uno de los más especiales es el que se levanta en Sevilla y pertenece al Ducado de Alba.
En pleno corazón de la capital andaluza se alza el majestuoso Palacio de las Dueñas el cual data de los siglos XV y XVI. El origen de este edificio fue la Casa-Palacio de los Pineda, señores de Casa Bermeja, que levantaron un palacio en estilo gótico-mudejar. Pero poco pudieron disfrutar de este hogar ya que dentro del contexto de la Guerra de Granada donde los Pineda participaron activamente, Juan de Pineda fue capturado en 1483 por los musulmanes y a cambio de su liberación pidieron un gran rescate. Como la familia no contaba con tal cantidad de dinero se vieron obligados a venderlo en 1496 a Catalina de Ribera que posteriormente se lo deja en herencia a su hijo Fernando, aquí es cuando comienza la verdadera vida de este palacio.
El nuevo propietario comienza una serie de reformas y ampliaciones hasta convertirlo en un palacio de estilo renacentista. Para ello compró algunas edificaciones colindantes y añadió elementos propios del Renacimiento las pinturas de las galerías del patio principal y del Patio del Aceite. Pero Fernando no pudo terminar las obras al morir en 1522 y las continuó su mujer Inés Portocarrero.
Tras la muerte de Inés el palacio lo hereda Fernando Enríquez de Ribera y Portocarrero quien se lo traspasa a su hija Antonia Enríquez de Ribera quien estaba casada desde 1612 con Fernando Álvarez de Toledo que en un futuro se convirtió en el VI duque de Alba. Desde ese día el palacio pertenece a la Casa de Alba.
El palacio es de planta irregular, con 9 000 metros cuadrados de superficie en la que encontramos una portada de 1771 con el escudo del duque, varios salones, una capilla y una gran colección de obras de arte. Además posee cuatro jardines y dos patios, el principal y el Patio del Aceite, siendo uno de ellos el Jardín de los Limoneros. Como curiosidad su nombre lo obtuvo del monasterio de Santa María de las Dueñas levantado en 1248 y demolido en 1868.
Pero aunque parezca que desde entonces ha sido un palacio privado de los duques no siempre fue así ya que en el siglo XIX lo transformaron en una casa de vecinos, sus salones se dividieron con tabiques y los artesonados cubiertos con cielos rasos. Esto propició que allí entrara a trabajar y vivir Antonio Machado Álvarez quien en 1875 se convertiría en el padre del escritor Antonio Machado Ruiz, nacido dentro del palacio.
En el XX desaparece esta casa volviendo a ser el palacio que todos conocemos y convirtiéndose en lugar de encuentro de nobles, reyes y personalidades del mundo de la cultura, la política y el arte.
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