La prisión de Bécquer

   Multitud de monasterios hay en España y uno de los más especiales es el que hay en el Moncayo en la provincia de Zaragoza.

  En la provincia de Zaragoza, a los pies del Moncayo se encuentra una de las mayores construcciones medievales que todavía se conservan, el Real Monasterio de Santa María de Veruela. Se trata de una abadía cisterciense, la primera del Reino de Aragón, fundada en 1145 a partir de las donaciones de los valles de Veruela y Maderuela por parte de Pedro de Atarés y su madre a los monjes de la Abadía de Escaladieu para la creación de un monasterio advocado a la Virgen María en 1141, aunque hasta 1155 Ramón Berenguer IV no la confirmó.

  En cuanto a su estilo observamos que tras atravesar las murallas vemos que está levantado con el llamado plano tipo, al igual que todas las abadías de la Orden, el cual es de planta basilical, con una nave central de mayor altura, dos laterales y transepto. 

  En el centro está la iglesia con orientación E-O y el claustro adosado a ella. En su ala norte estaba la sala capitular, la sala de los monjes y los dormitorios. Al sur la cocina, el refectorio y el calefactorio y justo en la crujía oeste la cilla que ejercía de almacén. Su cabecera tiene un presbiterio con un ábside rodeado por una girola y cinco absidiolos semicirculares. 

  En los siglos posteriores a este plano se le añadieron el Palacio Abacial (XVI) y en el este el denominado monasterio nuevo (XVII) lo cual hizo que se ampliara el número de celdas. Además todo se completa con una muralla almenada de planta hexagonal irregular rodeada de construcciones.

  Todo esto hace que el monasterio tenga varios estilos. Románico en la portada de la iglesia, gótico en el interior, el palacio es renacentista y el monasterio nuevo es barroco.

  A todo este valor artístico se une el histórico ya que entre 1863 y 1864 los hermanos Bécquer se alojaron aquí para que Gustavo se recuperara de su enfermedad. Durante su estancia aprovechó para escribir Desde mi celda en las cuales hablaba de leyendas como las brujas de Trasmoz. No cabe duda que esto ayudó a la difusión del cenobio y por eso se ha instalado una exposición sobre ellos.