martes, 15 de diciembre de 2020

La torre segoviana

   Durante la Edad Media la mayoría de familias nobles construían grandes palacios donde habitar y en Segovia encontramos algunos de ellos.

  En plena plaza de San Martín de Segovia y custodiado por la estatua del líder comunero Juan Bravo se alza el majestuoso Torreón de Lozoya una construcción datada entre los siglos XV y XVI pero que puede estar levantada sobre antiguos edificios romanos como indican algunos restos que podrían ser un caldarium. El edificio es una casa-fortaleza medieval, seguramente ordenada por la familia Cuellar, con dos torres (la mayor que le da el nombre y una menor dejando un espacio entre ellas para un patio) que fusiona el estilo gótico tardío con influencias mudejares con el renacentista.

  Pero todo esto cambió a partir de 1565 cuando su primer propietario conocido, el secretario de Carlos I y Felipe II Francisco de Eraso, comenzó una serie de restauraciones para adaptarlo a sus nuevas necesidades. Para ello utilizó piedra berroqueña, algo que era muy caro, sobre los dos niveles de la torre grande convirtiéndolo en un palacio renacentista en el que vemos una fachada bastante sobria pero en la que destaca arco de medio punto construido con dovelas de sillería y que sirve de entrada. Sobre él hay una ajimez dividido por un parteluz defendido por una saetera, un agujero construido bajo la ventana para disparar por él, y sobre este otras tres ventanas de con arcos de medio punto y saeteras. Finalmente rematado por una corona de matacanes grandes y salientes donde se colocó el fortín. Finalmente hallamos el escudo de los Aguilar que presumiblemente sustituyó al de los Cuellar pues estos eran aliados de los comuneros.

  En cuanto a su interior, al cual accedemos desde un zaguán, destaca un poderoso patio el cual solamente está porticado en dos de sus cuatro lados con siete columnas en su primer nivel y otras siete en el segundo construidas apoyadas en basas clásicas con plinto cuadrangular sobre el que se alzan fustes lisos terminados en capiteles que recuerdan al orden romano. Sobre ellas hay capiteles con rosetas de doble hilera de pétalos inscritas en círculos en la cara exterior y en la interior formas vegetales. Todo esto sujeta un arquitrabe decorado con medallones de personas ilustres. El resto de la casa se distribuye a través de una escalera que sube a la parte noble donde se situaban las habitaciones y salones. Además posee un segundo patio y caballerizas.

  En 1968 fue adquirido por la Caja de Ahorros de Segovia y restaurado por Joaquín Vaquero Palacios para organizar las nuevas estancias. Por lo que actualmente es utilizado para congresos en su salón de actos, como museo además su jardín y salones son susceptibles para ser alquilados para distinto tipo de eventos. 

  Este lugar esta lleno de historia y es de vista obligada para todo aquel que acuda a Segovia porque como reza un viejo dicho castellano "En este lugar, los hombres callan y las piedras hablan".


 

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