Como buena ciudad medieval Badajoz estaba rodeada de una muralla que servía como defensa de la localidad y como bien es sabido estos muros tenían que tener accesos que permitieran el paso a ella. Pues bien el monumento más significativo de Badajoz es una de estas entradas, la Puerta de Palmas o Porta de Palmas, antiguamente conocida como Puerta Nueva.
Está construida frente al Puente de Palmas pero no se sabe quien fue su arquitecto, aunque se cree que fue Gaspar Méndez, quien la estructuró en forma de arco del triunfo con dos torreones cilíndricos almenados flanqueando la puerta los cuales están decorados con cordones de piedra y falsa sillería.
En cuanto a la fachada exterior, la que mira al río, destaca un doble arco de medio punto con casetones sobre el cual hay un escudo del Emperador Carlos V junto a dos más pequeños y está rematada por una inscripción que es la que indica la fecha de 1551. Esta cara se completa con dos rosetones con un busto masculino en uno y femenino en el otro. El masculino se cree que es Carlos I o Felipe II y el femenino Juana I de Castilla, una alegoría de La Fama o Isabel de Portugal.
Su fachada interior es más compleja al encontrase un cuerpo central con una hornacina sobresaliente en la cual estuvo la imagen de la Virgen de los Ángeles hasta 1761 cuando fue trasladada al Hospital de la Cruz por lo que fue tapiada hasta 1960, fecha en la que se eliminó y cambió por un balcón de hierro donde se instaló otra imagen de la Virgen durante la restauración de Francisco Vaca Morales.
En cuanto a su uso debemos saber que estas puertas no solo servían de acceso sino que se utilizaban para multitud de cosas. En este caso concreto sus torreones sirvieron como almacén, control aduanero y fiscal y lo más curioso es que hasta el siglo XIX fue cárcel real "para los reos de muy graves delitos".
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