En pleno Madrid de los Austrias, situado en una de los lugares más conocidos de la ciudad como es la plaza de la Paja, enfrente de la Capilla del Obispo se halla uno de los jardines más bonitos y más secretos de la capital, Los Jardínes del Príncipe de Anglona.
La historia de esta pequeña zona verde comienza en 1530 con la construcción de un palacio que sirvió como residencia para Francisco de Vargas, consejero de los Reyes Católicos y de Carlos I, del cual sería su prolongación. Pero con el paso del tiempo este jardín desaparece y se construye otro en un lateral del Palacio del Príncipe de Anglona (llamado así ya que en el siglo XIX fue residencia de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pimentel, II príncipe de Anglona, IX marqués de Jabalquinto, prócer del Reino y senador vitalicio) construido entre 1675 y 1690 en estilo barroco, con dos niveles y planta rectangular.
El jardín en cambio lo diseñó Nicolas Chalmandrier en el siglo XVIII (1761) y se trata de un jardín colgante de unos 500 metros cuadrados de forma casi cuadrangular y todo él rodeado por un muro de ladrillo. Ya en su interior encontramos un típico jardín nobiliario dividido tres áreas bien diferenciadas. La principal es el cuerpo central la cual está dividida en cuatro cuadrantes de los cuales salen varios caminos realizados con ladrillos aparejados a sardinel y en cuya intersección aparece una fuente labrada en granito formada por una taza y una columna salomónica. El segundo área está junto al muro de la calle Segovia y cuenta con un paseo cerrado por una pérgola y una rosaleda. La tercera, junto a la plaza de la Paja, tiene un cenador de hierro. Todo se completa con grandes árboles, pequeños parterres y setos en forma de boj.
El jardín que vemos actualmente sufrió una reforma en 1802 junto al palacio, el cual actualmente tiene otros usos, y en 1920 fue reestructurado por Javier de Winthuysen que le dio su aspecto de ahora. Actualmente pertenece al Ayuntamiento y se puede visitar de manera gratuita.
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