martes, 12 de enero de 2021

La catedral menorquina

   Numerosas catedrales pueblan España y Menorca no iba a ser menos. Allí en una ciudad norteña encontramos una de las más bonitas.

  En la isla de Menorca, más concretamente en la ciudad de Ciutadella se encuentra una monumental construcción conocida como la Santa Iglesia Catedral-Basílica de Santa María, un regio edificio del siglo XIV.

  La historia de esta catedral comienza en 1287 cuando el rey Alfonso III de Aragón conquista definitivamente la isla. Tras esto una de sus primeras órdenes fue cristianizar y consagrar la mezquita mayor de Medina Menurka y utilizarla como iglesia durante todo ese siglo. Ya en 1301 el rey Jaime II decide derruirla y construir una nueva. Las obras duraron hasta 1362 y dieron como resultado un grandioso edificio de estilo gótico mediterráneo con planta basilical de una sola nave de 45 metros de longitud y 22 metros de altura, cubierta por una bóveda de crucería dividida en cinco partes, con capillas laterales entre los contrafuertes (siendo las del Evangelio más profundas que las de la Epístola) y cabecera poligonal.

  Su aspecto exterior ha sufrido algunos cambios sobre el original ya que la puerta gótica principal fue sustituida por una neoclásica en 1813 por orden del obispo Juano, aunque su rosetón se salvó. En el lado sur en cambio sí se conserva una original conocida como Puerta de la Luz la cual posee una acusada bocina debido a la profundidad de sus arquivoltas ojivales sin decoración y aboceladas. En su cabecera se ven dos niveles de ventanas y los paños del hemipolígono se mezclan entre contrafuertes con escarpes triangulares. Todo finalmente está rematado por un friso interpuesto entre las jambas y las arquivoltas, además está coronada por un tímpano historiado. En cuanto a su interior destaca la Capella de les Ànimes (Barroco del siglo XVIII) y la capella del Santíssim (Neoclásica del XIX).

  Sobre su historia sabemos que ha sufrido varios saqueos y ataques siendo el más importante el que ocurrió por parte de los otomanos en 1558 el cual destruyó parte de su interior y supuso el robo de varias piezas. Esto hizo que en 1626 tuviera que derribarse una parte y reconstruirla. El segundo gran deterioro se produjo durante la Guerra Civil. A pesar de todo ello la catedral ha logrado sobrevivir y en 1953 el papa Pio XII le dio el título de basílica.




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