martes, 3 de agosto de 2021

La iglesia del temple gallego

   El Románico es un arte del que tenemos gran cantidad de ejemplos y a cada cual más bello que el anterior.

  En Galicia hay una gran cantidad de arte Románico repartido por todo su territorio y uno de estos ejemplos se halla en la ourensana localidad de Boborás, la Iglesia de San Julián (Igrexa de San Xulián) de Astureses cuya historia nos traslada a la Plena Edad Media.

  La vida de este templo comienza en el año 1164 (según viene acreditado en una inscripción de un sillar del ábside) cuando fue fundada por la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén quienes tenían su sede en Astureses (Ourense) pero tras su desaparición pasa a manos de Orden de San Juan de Jerusalén quienes se habían instalado en los Pazos de Arenteiro.

  Lo que aquí se observa es una iglesia románica rural gallega compuesta por planta rectangular de una sola nave, de gran altura, con cuatro tramos terminada en un ábside semicircular. Su exterior sigue todas las ornamentaciones del Románico rural gallego sobre todo en su fachada occidental donde los dos contrafuertes llegan hasta el hastial donde hay un tejaroz que la divide. Todo coronado por una espadaña con dos vanos y un arco de medio punto con saetera.

  Es en esta fachada donde aparece una portada con tres arquivoltas decoradas con baquetón y escocias, además la más exterior está enmarcada en una chambrana ajedrezada. Estas arquivoltas se sujetan en tres pares de columnas con fustes monolíticos, dos de ellos rodeados por una espiral. En sus capiteles aparecen motivos florales y geométricos en los que destaca dos aves desplegadas que comen de una rama. Todo se completa con un tímpano bilobulado con una cruz patriarcal. 

  La siguiente decoración aparece en la fachada septentrional donde hay una portada de una sola arquivolta a imitación de la principal enmarcado en jaqués y un tímpano con unas cruces pertenecientes a la orden. Además vuelven a aparecer las aves pero esta vez cruzando os cuellos. Por último su ábside contiene una serie de canecillos tanto zoomorfos como humanos y una ventanas decoradas con arquivoltas geométricas y guardapolvos con billetes sujetados por capiteles vegetales.

  Todo esto hace que sea una auténtica joya del Románico rural gallego lo que le ha valido la declaración de Bien de Interés Cultural desde el 29 de marzo de 1946.





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