sábado, 15 de enero de 2022

La torre defensiva, biblioteca y sala expositiva

   Las torres defensivas eran uno de los mejores sistemas para evitar ataques por ello se construyeron multitud de ellas.

  Los ataques a las ciudades eran una constante durante la Edad Media por ello se idearon entramados defensivos donde las torres eran una importante parte de ellos ya que permitía ver incursiones desde lejos y así poder pararlas, por ello en España hay una gran cantidad de estas atalayas y un ejemplo es la Torre Blanca o Torre de Doña Blanca ubicada en la localidad turolense de Albarracín.

  El origen de esta torre se halla en el siglo XIII cuando se levanta en el extremo sur del meandro escarpado del río Guadalaviar seguramente sobre una antigua atalaya musulmana para formar parte del triangulo defensivo del entonces señorío de Albarracín junto al Alcázar y la Torre del Andador. De esta manera se mantuvo hasta que la zona fue pacificada lo que hizo que perdiera su valor defensivo por lo que en el siglo XVII se convirtió en la biblioteca del desaparecido convento de dominicos ahora sustituido por el cementerio que hay a su alrededor.

  Lo que aquí se halla es una torre de base cuadrada que posee una altura de 18 metros sujetados por anchos muros de mampostería e incrustaciones de escorias de hierro en cuyo lado norte se ubica su puerta la cual está a unos ocho metros del suelo como es habitual en las torres de defensa ya que, a diferencia de las destinadas a vigilancia, se construían así para evitar ataques en ella. Desde aquí se pasa a un interior dividido en cuatro pisos creados con forjados de madera que acomodan las discontinuidades de los muros en altura al irse estrechando. Por último se halla la terraza que sirve como mirador.

  En 2001 esta torre, la cual es monumento nacional y está dentro del Conjunto Histórico-Monumental de la Ciudad de Albarracín, fue restaurada por la Fundación Santa María de Albarracín y es utilizada como sala de expositiva.

 


 

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