La torre murciana antipiratas

   Torres, atalayas, y defensas de todo tipo también constituye un gran patrimonio que aún podemos disfrutar.

  España, debido a sus muchos kilómetros de costa, siempre ha sido un país proclive a recibir ataques marítimos de otras países que querían saquear sus costas por ello a lo largo de la historia se fueron levantando sistemas defensivos que pudieran pararlos y un ejemplo es se encuentra en la murciana localidad de Águilas, la Torre de Cope o del Santo Cristo.

  Ubicada muy cerca del mar al norte de cabo Cope y dentro del parque regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre el origen de esta torre se sitúa en 1539 cuando Carlos I ordenó al concejo de Lorca la construcción de una nueva atalaya que sirviera para prevenir ataques de piratas berberiscos. Ya en 1568 Felipe II le encarga a Vespasiano I Gonzaga que inspeccione como iban las obras de las defensas de Cartagena y litoral del Reino de Murcia, de la costa del Reino de Valencia y los puertos africanos de Orán y Mazalquivir. Es en este viaje cuando, acompañado del ingeniero militar Juan Bautista Antonelli, ve que la torre necesita ser ampliada lo que hace que sus obras duren hasta el 3 de julio de 1574 cuando el Regidor de Lorca, Alonso García de Guevara, se la entrega al lorquino Hernando de Burgos para que sea su alcalde. Tras ello fue fortificada con tres pequeñas piezas de artillería y una dotación de entre tres y cuatro soldados.

  Los siguientes años de la torre fueron muy movidos ya que, como se esperaba, sufrió varios ataques que la fueron deteriorando. El primero ocurrió en en 1576, el siguiente en 1578 cuando varios bajeles turcos consiguieron atraparla, de esta manera quedó bastante dañada hasta que se reconstruye en 1577. Ya en 1702 se la agranda para que pueda acoger una mayor guarnición, en 1756 se la vuelve a modificar y en 1801 lo mismo.

  Su declive llegó en el siglo XIX cuando el peligro de la piratería desapareció lo que hizo que fuera abandonada y desmantelada hasta que entre 1990 y 1991 fue restaurada.

  En cuanto a su estructura se trata de una torre cuadrada de dos niveles levantada con sillares y mampuesto y rematada en una azotea que servía para vigilar. Además posee almenas, saeteras, un matacán y la puerta de acceso, la cual está a varios metros del suelo.

  Actualmente conserva un buen estado lo que permite observar a la perfección como eran este tipo de construcciones, hay un embarcadero de origen romano cerca de ella y está rodeada de un paisaje que le aporta una gran belleza. Por eso, gracias a todo esto, está catalogada como Bien de Interés Cultural.