Religión y lugares de culto siempre han ido de la mano para poder celebrar sus ritos en algún sitio especial.
Muchas son las ciudades que cuentan con una catedral con varios siglos de vida y es precisamente ese tiempo transcurrido el que ha hecho que a lo largo de sus años se hayan ido transformando desde su origen hasta la actualidad y eso es lo que pasa con la Seo de Nuestra Señora de la Huerta de Tarazona ubicada en la homónima localidad zaragozana.
El origen de esta catedral se sitúa a mediados del siglo XII cuando Alfonso I de Aragón toma la ciudad y levanta una primitiva iglesia con el nombre Nuestra Señora de la Hidria (al jarrón de barro o hidria que los griegos creaban para contener agua) pero rápidamente se cambió por la Huerta o de la Vega por su situación al lado del río. Durante sus primeros años se convirtió en el referente de la zona y eso se demuestra en hechos como que en 1221 el rey Jaime I de Aragón fue nombrado caballero en ella, sin embargo seguía sin consagran y eso al final llegó en 1232 siendo obispo García Frontín II.
A partir de ahí se hizo necesaria la ampliación de la catedral por ello a mediados del siglo XIII comienzan obras para ello y se le añaden, es estilo gótico francés, tres naves con crucero, cabecera semicircular y girola con capillas radiales.
El siguiente siglo marcó una nueva vida para ella ya que en 1357 fue utilizada como cuartel de las tropas del rey Pedro I de Castilla durante la Guerra de los Dos Pedros o guerra castellano-aragonesa de 1356-1369 que le enfrentó a Pedro IV de Aragón. Se eligió la catedral al estar extramuros de Tarazona así que era un lugar idóneo para cobijarse antes de lanzar un ataque contra la ciudad pero también fue devastador para ella al dañarse gravemente, sobre todo el claustro que desapareció. Una vez finalizada la guerra es cuando comienza su reconstrucción pero esta vez dándole un toque mudéjar en las naves, las capillas laterales, lienzos exteriores, el cimborrio y la torre.
Pero este no fue lo último que se hizo en ella ya que a finales del siglo XV y hasta 1588 se finaliza el campanario, se hace el tramo central del crucero y se añaden nuevas decoraciones de frisos de esquinillas con rombos y de arcos de medio punto todo en estilo renacentista. Por último también se le añadió barroco en el pórtico mayor que da acceso al interior y el trascoro con pinturas de Vicente Berdusán..
De esta manera se ve un exterior cuya base es gótica la cual se mezcla con una torre campanario de tres cuerpos. El primero es el gótico original, el segundo fue creado por Alí Darocano entre 1496 y 1497 en mudéjar y el último data de 1588 y fue construido en renacentista por Juan Guaza y Juan Villanueva.
A esto se le suma un cimborrio levantado entre 1543 y 1545 Juan Lucas Botero y su hijo de idéntico nombre para sustituir al original gótico. En este mezclaron mudéjar y renacentista para crear un primer cuerpo de ocho hornacinas separadas por columnas con estatuas de los apóstoles y pinturas en grisalla de personajes bíblicos desnudos. De aquí se pasa a un segundo cuerpo octogonal mediante trompas en forma de concha con ventanales y culmina con una linterna, una bóveda en forma de estrella y un cimborrio con una capilla en honor a la Virgen. Toda esta decoración es obra de Alonso González y la hizo a partir de 1546.
En cuanto a su interior pose una planta gótica de tres naves, siendo la central más alta, arcos de medio punto y cubierta de crucería simple gótica. Además consta de una girola de seis capillas y una serie de pinturas góticas en el deambulatorio que estaban escondidas hasta su restauración de los años 1985-2011. El mudéjar aparece en claustro a través de celosías de yeso de inspiración oriental. El renacentista en la decoración interior, sobre todo en el cimborrio, y el barroco en el trascoro, el atrio y la capilla de San Andrés.
Además posee un Retablo Mayor del siglo XVII creado por por Jaime Viñola y Diego Martínez, el púlpito octogonal de yeso obra de Pedro de Cervellera en 1506 y el coro gótico con sillería del siglo XV.
Aparte de esto en su interior acoge el Archivo capitular formado por 168 manuscritos y 258 incunables, una biblioteca con 3.700 volúmenes y una colección de música polifónica renacentista considerada la más importante de Europa.
Actualmente conserva un gran estado, se la conoce como la "capilla sixtina del renacimiento español" debido a los desnudos de su cimborrio (únicos en una catedral europea) y es Bien de Interés Cultural.
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