Antiguamente la Corte era itinerante por ello la realeza solía tener una gran cantidad de palacios repartidos por distintas ciudades para poder alojarse en ellos cuando se desplazaban por sus dominios, es por ello que podemos encontrar muchos y uno de ellos es el Palacio Real Mayor o Palau Reial Major de Barcelona.
El origen de este edificio podría datarse en época visigoda ya que debajo de una de sus salas se han encontrado vestigios de él. Este palacio primitivo fue atacado y saqueado por Almanzor en el 985 quedándose bastante deteriorado por ello es derribado y sustituido por otro románico de base rectangular con una escalinata exterior (aún conservada) donde se hacían las del Consejo de Ciento (el Consell de Cental podría considerarse un antecedente del Ayuntamiento y funcionó desde el siglo XIII hasta el XVIII) no tener edificio propio.
El 11 de mayo de 1258 Francia y Aragón, siendo sus reyes Luis IX de Francia y Jaime I de Aragón, firman el Tratado de Corbeil por el cual Francia renunciaba a todas sus pretensiones sobre los condados de Barcelona y Urgel a cambio de que Aragón desistiera de sus aspiración de poseer el Languedoc (salvo Montpellier). Es ahí cuando el palacio pasa a manos de la Corona de Aragón y se convierte en residencia real, aunque ya lo había utilizado antes ya que el 20 de diciembre de 1228 reunió allí a las Cortes para decidir como se iba a llevar a cabo la Conquista de Mallorca. Una vez que su pertenencia a Aragón estaba dictaminada Jaime II empezó unas obras por las cuales reconstruyó trozos dañados, lo amplió hacia la zona de la Calle de los Condes, levantó un patio interior que ahora acoge el Museo Marés, le añadió un nuevo cuerpo, articuló la planta baja con arcadas y el piso principal lo hizo de doble altura con ventanales triforados y arcos adintelados.
Jaime II, además, ordenó decorar las estancias con pinturas murales de la conquista de Mallorca o la expedición de la Gran Compañía (ambas ahora en el Museo de Historia de Barcelona) y construir en 1302 la capilla real de Santa Ágata (en esa época de Santa María) la cual fue creada por Bertran Riquer con traza gótica, una sola nave, bóveda de cañón, una puerta directa con el palacio y tribuna para que los reyes acudieran a misa. Ya en 1317 Alfonso IV compra el Palau de Santa Eulàlia y amplía el edificio con nuevas estancias regias y un jardín conocido como "hort Comtal" (huerto Condal).
La siguientes obras ya las hizo Pedro IV de Aragón cuando encargó a Guillem Carbonell la construcción de la Gran Sala o "Cambra de Paraments" (actual Salón del Tinell) que concibió con grandes arcos diafragama, sus techo fue decorado en 1372 por Jaime Desfeu. Posteriormente Martín I levantó el "palauet de Bellvís" y añadió otro jardín conocido como, "el verger" (el vergel), con un pórtico para que el rey lo observara.
El siglo XV marcó otro cambio ya que con la llegada de los Trastámara al la Corona sufrió varios cambios, sobre todos decorativos, como la chimenea del Salón del Tinell creada por Juan Claperós por orden de Pedro de Portugal, el retablo de la Epifanía de Jaime Huguet (1465) o la policromía del techo de Alfons de Córdova. Posteriormente llegaría al trono Fernando II, el Católico, quien cedió el palacio para la Inquisición o la Real Audiencia, de hecho aquí fue donde sufrió el atentado del 7 de diciembre de 1492.
Los Austrias, en cambio, no lo utilizaron como sede real sino que mantuvieron la Audiencia por ello Carlos I obligó a la construcción de una vivienda para el virrey o lugarteniente del Rey en Cataluña, palacio del Lloctinent levantado entre 1546 y 1555 por Antoni Carbonell con traza gótica tardía y toques renacentista, aunque nunca se usó para tal fin.
Los borbones le volvieron a dar otra vuelta al palacio ya que Felipe V traslada la Real Audiencia sal Palau de la Generalitat y cede el Saló del Tinell, las salas anexas y el "quarto nuevo" (el palacio del Lloctinent) a las monjas clarisas. Pero a partir de 1834 vuelve a cambiar ya que tras la abolición de la Inquisición (1834) y exclaustración de las monjas (1835) el Palacio del Lloctinent se convierte en la sede del Archivo de la Corona de Aragón (hasta 1994 cuando vuelve a ser trasladado) y el Verger se transforma en viviendas. Finalmente durante la Guerra Civil la Generalitat se hace con él y se lo traspasa al Ayuntamiento el cual encarga a los arquitectos Adolf Florensa y Joaquim Vilaseca, dirigidos por Agustín Durán Sanpere, la recuperación de la parte gótica para instalar el Museo de Historia de Barcelona. El Verger también se recuperó pero ahora como patio gótico para acoger el Museo Frederic Marès.
Actualmente cuenta con el Salón del Tinell, la capilla palatina de Santa Ágata y el Palacio del Lloctinent pero muy transformados a como eran originalmente ya que se adecuaron sus nuevas funciones, y está catalogado como Bien de Interés Cultural.
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