Pateando por el Madrid de los Austrias podemos encontrar una plaza que no deja a nadie indiferente.
Ya sea por su alma bohemia o por su corazón castizo La Latina es uno de los lugares más frecuentados de Madrid. En este barrio de tapeo tan típico de la capital podemos encontrar una plaza que llegó a ser el mayor mercado de la Edad Media madrileña.
La Plaza de la Paja, como así se llama este antiguo mercado, fue el epicentro de las compras de las gentes medievales. Su nombre se debe a que era el lugar donde se vendía o se entregaba en diezmo la paja a la iglesia de San Andrés y a la capilla del Obispo para el mantenimiento de sus animales.
Se encuentra en uno de los antiguos arrabales que estaban situados fuera de la muralla, en concreto el de la morería en la que vivían los musulmanes expulsados de la ciudad tras la conquista de Madrid por Alfonso VI en 1085. De hecho las formas de las calles recuerdan a como eran las construcciones medievales, sinuosas y estrechas. Además la plaza está inclinada porque era el barranco del arroyo de San Pedro que discurría por la actual calle Segovia.
El mercado mantuvo su importancia durante los siglos XIII y XIV, hasta que el rey Juan II de Castilla construye la Plaza del Arrabal, la presente Plaza Mayor, trasladándose el comercio hacia esa zona.
Una vez perdido su importancia comercial, empezó la residencial. Importantes familias nobiliarias, como los Vargas o los Lasso, comenzaron a construir sus residencias en este lugar.
El palacio de los Lasso, quizás fue el más importante de los que se construyó allí ya que cada vez que los Reyes Católicos viajaban a Madrid se alojaban en él en vez de en Alcázar. Para su comodidad construyeron en el siglo XVI un pasadizo entre el dormitorio de los reyes y la tribuna de San Andrés para que oyeran misa. En la casa además se hospedaron Juana I de Castilla, la Loca y Felipe I de Castilla, el Hermoso y el deán de Lovaina, Adriano de Utrecht, futuro papa Adriano VI. El palacio desapareció en el siglo XIX.
El palacio de los Vargas actualmente es un colegio y aunque ha sido muy remodelado todavía conserva su estilo original.
En su zona se sigue conservando un jardín que perteneció al palacio del Principe de Anglona, Pedro de Alcántara Tellez-Girón y Pimentel. El palacio actualmente son viviendas particulares y uno de sus bajos alberga el Instituto Madrileño de Formación.
La plaza tuvo varios nombres. En el siglo XVIII era la Plaza de Tabernillas y entre 1925 a 1968 Plaza del Marqués de Comillas.
Aparte de ser un lugar con mucha historia y encanto en cuanto llega la primavera y el verano es el lugar ideal para pasear y para sentarnos a tomar algo en sus bares.
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| Foto Bernard Gagnon |
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