En la plaza de Cibeles, en la confluencia entre la calle Alcalá y el paseo de Recoletos se alza el palacio de Linares.
La construcción de esta residencia comenzó el 1877 para ser la vivienda de José de Murga y Reolid y Raimunda de Osorio y Ortega, primeros marqueses de Linares y primeros vizcondes de Llanteno, a partir de 1884.
Proyectado por Carlos Colubí, Adolf Ombrecht y Manuel Aníbal Álvarez en estilo neobarroco consta de cuatro alturas, (un sótano, entresuelo, planta noble y tercera planta) y su decoración interior, terminada en 1900, varía desde los estilos Luis XV y Luis XVI, (bastante lujoso), Rococó, (muy sobrecargado) y Luis Felipe (de corte sobrio).
Cuenta con tapices de la Fábrica de Gobelinos, alfombras de la Real Fábrica de Tapices, techos decorados con muchos dorados y pinturas mitológicas, suelos en maderas nobles y exóticas, sedas chinas y panneaux o paneles con telas bordadas.
Su exterior mezcla estilos italianos y franceses, convirtiéndose en uno de los palacios decimonónicos mejor conservados de España.
Tras la muerte de los primeros dueños fue heredado por Raimunda Avecilla y Aguado, condesa de Villapadierna, ahijada de los marqueses.
Durante la Guerra Civil sufre daños que apunto estuvieron de derruirlo pero sel salvó y en 1976 fue nombrado Monumento Histórico Artístico.
A pesar de tener varios dueños tras Raimunda, el palacio ha estado prácticamente abandonado, lo que ha ayudado a que su interior se haya conservado sufriendo pocas variaciones.
Desde 1992 es sede de la Casa de América, un lugar que se utiliza para el intercambio cultural entre América y España.
A pesar de que su historia es bastante común a otros palacios, incluso aburrida se podría decir, el edificio alberga una leyenda que mezcla incesto, asesinato y fantasmas.
José de Murga, marqués de Linares y primer dueño del palacio era hijo del comercial Mateo de Murga y Michelena. Un día José le confesó a su padre que se había enamorado de una humilde joven llamada Raimunda Osorio que era hija de una cigarrera de Lavapiés.
Mateo al oír el nombre de la chica le prohibió a su hijo volver a acercarse a ella y para asegurarse de ello le mandó a estudiar a Londres.
José hizo caso pero su lejanía no impidió que se enterara del porque de la prohibición de su padre, Raimunda era hija de Mateo y la cigarrera de una relación extramatrimonial.
Pese a todo, su amor era muy grande por lo que pidieron y consiguieron una bula papal, "Casti convivere", la cual les permitía casarse pero sin poder mantener relaciones sexuales, es decir, un matrimonio blanco. Como era de esperar, no cumplieron con esta premisa y engendraron una niña, Raimundita, a quien asesinaron y emparedaron o enterraron en el jardín nada más nacer para que la relación incestuosa nunca viera la luz.
Desde entonces se cuenta que su fantasma vaga por las estancias del palacio. También se dice que los espíritus de José y Raimunda están presentes en la residencia.
La historia de fantasmas se hizo muy famosa en Madrid y numerosos expertos en parapsicología han hecho estudios y se grabaron psicofonías para oír que decían.
En las grabaciones se escuchaban frases como "Mamá, mamá, yo no tengo mamá, mamá", "Fuera, fuera" o "Mi hija Raimunda, nunca, nunca, oí decir mamá".
La leyenda del palacio le convierte en uno de los edificios más famosos de Madrid, pero hay muchos más que seguiré investigando para poder enseñárselos a quien quiera leerme o escucharme.
Foto de Carlos Delgado |
Foto de José Carlos Cortizo Pérez |
José y Raimunda, marqueses de Linares, retratados por Francisco Pradilla (1888). |
Casa de muñecas en el jardín del palacio. Foto M. Luisa Rodríguez Velasco |
Jardín. expansión.es |
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