En la plaza de la Provincia se alza el edificio que alberga el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, el Palacio de Santa Cruz, pero su pasado fue mucho más siniestro de lo que aparenta.
El actual palacio se levanta sobre el solar de una cárcel construida en 1543 y demolida en 1621. Unos años más tarde, en concreto en 1629 es cuando Felipe IV ordena levantar el nuevo edificio que albergaría la Sala de Alcaldes de Casa y Corte y la Cárcel de Corte.
El proyecto fue encargado a Juan Gómez de Mora que con ayuda de Cristóbal de Aguilera lo construyó en estilo herreriano. Consta de planta rectangular y una composición simétrica en torno a dos patios. Dentro de él destaca el vestíbulo, la escalera y la capilla ahora convertida en zona de paso.
Ya en el siglo XVIII deja de ser cárcel y solo alberga la Casa de Alcaldes y cambiando su nombre a Palacio de Santa Cruz por la cercana Parroquia de Santa Cruz, derruida en 1869 y sustituida por otra con igual nombre. La cárcel en ese momento se traslada al anexo Convento del Salvador, que fue adquirido y reformado para esta función hasta 1846, cuando fue derruido y vendido el solar.
Tras un incendio ocurrido en 1791 Juan de Villanueva reconstruye el edificio y se convierte en Palacio de Justicia. Desde entonces ha tenido varias funciones. Entre 1885 a 1898 fue Ministerio de Ultramar. En el siglo XX Pedro Muguruza, levanta un segundo edificio con mismo estilo y comunicado entre ellos para albergar desde 1938 el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Dos placas adornan su fachada una de 1636 con la frase "Reynando su Magestad Católica de Phelipe IIII. Se construyó este edificio. An de MDCXXXVI" y la otra“Reynando la Magestad Católica de Alfonso XIII bajo la regencia de su augusta madre” de 1901 por el traslado del Ministerio de Exteriores.
Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1996.
Foto de Gryffindor |
Como cárcel de corte ha vivido el penar de muchos presos, quienes algunos de ellos eran encarcelados en espera de ejecución. De hecho se decía que su último viaje lo hacían de la cárcel a la iglesia y de ahí a la muerte, ya que del Palacio iban a la iglesia de Santa Cruz a recibir las últimas confesiones y desde allí a la Plaza Mayor a ser ejecutados. Un paseo de apenas un kilómetro.
También sirvió como cárcel inquisitorial donde las torturas eran constantes para sacarle una confesión de culpabilidad al reo, que muchas veces era inocente pero se declaraba culpable para dejar de sufrir.
Presos famosos como Lope de Vega, Pascual Madoz, José de Espronceda, el general Rafael del Riego o el bandolero Luis Candelas, moraron en alguna de sus celdas.
Entre los madrileños se hizo famosa una frase que decía dormir bajo el ángel como equivalente a ir a la cárcel debido al Arcángel San Miguel que hay en su fachada.
Estatua de San Miguel blogs.20minutos.es |
Hay quien dice que entre sus muros todavía se oyen voces fantasmales, lamentaciones y gritos desgarradores de los hombres que están siendo torturados o penando por su próxima muerte y el sonido de arrastrar grilletes de los carceleros y reos que un día habitaron sus celdas, pasillos y salas de castigo.
esmadrid.es |
Hasta los edificios que más atraen a los curiosos por su belleza pueden esconder en sus entrañas un pasado oscuro deseoso de salir a la luz aunque se intente esconder.
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