En el siglo XIX triunfaba un estilo artístico que englobaba pintura, escritura o arquitectura llamado Romanticismo. Es en este proceder donde nuestro protagonista plasmó su obra.
Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, nació en Sevilla en 1836 hijo del pintor José Domínguez Insausti y Joaquina Bastida Vargas. Por parte de padre era descendiente de comerciantes flamencos cuyo apellido era Becker que él castellanizó a Bécquer y lo tomó como apelativo en sus obras.
Su infancia y adolescencia la pasó en Sevilla y aunque se quedó huérfano muy joven, a los 10 años, siempre estuvo rodeado de familia que le quería, sobretodo su madrina Manuela Monehay Moreno y de su tío, Joaquín Domínguez Bécquer, que es quien acogió a los hermanos.
Estudió humanidades y pintura pero su anhelo era convertirse en escritor, por ello en 1854 se traslada a Madrid junto a su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, para hacer carrera literaria. Pero sus inicios no fueron nada fáciles, Su primer proyecto "Historia de los templos de España" fue un rotundo fracaso ya que solo consiguió publicar un tomo años después. Esto le hizo pasar muchas dificultades económicas por lo que se dedicó a trabajar como periodista además de adaptar al castellano obras extranjeras, sobretodo francesas, con su amigo Luis García Luna, adoptando ambos el nombre de Adolfo García. Además de escribir alguna obra sobretodo de zarzuela destacando "La novia y el pantalón" y "La venta encantada" basada en el Quijote.
En 1857 viaja a Toledo donde pasa una temporada con su hermano. Esta ciudad le dejó marcada su vida y sirvió como inspiración para algunas de sus leyendas ya que él conideraba que esta ciudad era fuente de inspiración, un lugar de amor y de peregrinación.
Su salud tampoco era buena del todo, en 1858 estando en Sevilla tuvo que guardar cama durante nueve meses por una tuberculosis que años más tarde le mataría, aunque hay quien cree que pudo ser sífilis. Este primer retiro lo utilizó para escribir su primera leyenda "El caudillo de las manos rojas".
El año 1858 también marca su vida amorosa al conocer a Josefina Espín, hija del compositor Joaquín Espín y Guillén, a quien empezó a cortejar paro pronto se cansó de ella y se fijó en su hermana Julia convirtiéndola en musa de algunas de sus rimas, como por ejemplo.
¿Qué es poesía? -dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul-.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
Julia, en cambio, detestaba la vida bohemia que Bécquer llevaba y aspiraba a más por lo que la relación nunca funcionó.
Es entonces cuando conoce a Elisa Guillén, dama de rumbo y manejo de Valladolid, que se convirtió en su amante hasta que se cansó de él y le abandonó.
Durante este tiempo trabaja en diario El Contemporáneo fundado en 1860 donde es redactor de política y literatura gracias a su amigo Rodríguez Correa. Además ese año publica "Cartas literarias a una mujer" donde explica sus Rimas.
Su salud vuelve a pasarle una mala factura, pero esta vez era una venérea que se la trata el médico Francisco Esteban. Es durante ese tratamiento cuando conoce a Casta Esteban y Navarro, hija del doctor y su futura mujer. Se casaron en la iglesia de San Sebastián de Madrid, el 19 de mayo de 1861, juntos tuvieron tres hijos.
En 1862 nace en Noviercas (Soria), donde pasaba algunas temporadas al ser su mujer de allí, Gregorio Gustavo Adolfo su primer hijo. Para mantener a su familia empieza a escribir más pero sufre una recaída de su enfermedad, tuberculosis, en 1863 que le obliga a retirarse al Monasterio de Veruela (Zaragoza) junto a su hermano. Allí es donde escribe una serie de cartas agrupadas en su obra "Desde mi celda" además de algunas leyendas.
Tras su recuperación vuelve a Sevilla junto a Valeriano, trabajando juntos. La convivencia no fue fácil ya que Valeriano y Casta no se soportaban. Es por ello que regresa a Madrid y acepta el puesto censor de novelas que le ofrece González Bravo en 1864. En 1867 nace su segundo hijo, Jorge Bécquer.
Llega 1868, quizá uno de los peores años de su vida. Gustavo descubre que Casta le es infiel y decide romper su matrimonio con ella porque además cree que su tercer hijo, Emilio Eusebio, que nace ese año, es de su amante. A esto se suma la perdida de su libro de poemas durante los disturbios de la revolución de 1968, La Gloriosa.
Decide primero marcharse a Soria y posteriormente regresar a Toledo para poder recuperarse de estos avatares. Allí se mantiene hasta 1870 cuando regresa a Madrid para dirigir La Ilustración de Madrid fundada por Eduardo Gasset. Y en noviembre es nombrado director de El Entreacto.
Poco tiempo le da a ser director de esta publicación ya que en en diciembre, probablemente en la primera quincena, coge un enfriamiento que agrava su salud muriendo el día 22 en coincidencia con un eclipse solar. Sus últimas palabras fueron "Todo mortal".
Durante su agonía le pide a su amigo Augusto Ferrán que queme sus cartas pues serían su deshonra y que publique sus versos.
"Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo".
Su cuerpo es enterrado en la Sacramental de San Lorenzo y San José de Madrid, junto a su hermano, que había muerto el 23 de septiembre de ese mismo año. Posteriormente ambos fueron trasladados a Sevilla para ser inhumados en el Panteón de Sevillanos Ilustres.
Tras su muerte algunas de sus obras fueron recopiladas y publicadas en un tomo cuyo título llevaba el nombre de "El libro de los gorriones".
Su obra literaria abarca la poesía desde en textos como "Rimas", la prosa con sus leyendas ("El monte de las ánimas" o "La Rosa de Pasión" entre otras muchas), teatro ("La cruz del valle") y artículos periodísticos.
Bécquer junto a Rosalía de Castro son los máximos exponentes de la poesía posromántica española y aunque no tuvo una vida fácil nos ha dejado un legado que perdurara por toda la eternidad.
Gustavo Adolfo Bécquer, por Valeriano Bécquer, 1862 (Museo de Bellas Artes de Sevilla). |
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