En Madrid tenemos muchos parques como el Retiro, el Rodriguez Sahagún o el de las Siete Tetas. Pero hay uno que está más escondido pero es de los mejores de la ciudad.
Los Jardines del Campo del Moro es un parque o jardín que se sitúa detrás del Palacio Real y fue construido por orden de la reina Isabel II para cubrir un descampado que había tras el palacio.
Estos terrenos fueron adquiridos por Felipe II para ser utilizados como lugar de celebración para los madrileños estatus que perdió cuando se construyó el parque del Retiro.
Aunque pertenecía a la corona desde hace tiempo no se ajardinó por ser una pendiente y porque no se podía conectar con el Alcazar.
Ya en el siglo XIX la reina quiso crear unos jardines y para ello encargó al arquitecto mayor del reino, Narciso Pascual y Colomer, su diseño. Su interior esta pensado como un gran jardín inglés en el que destacan sus grandes paseos, estatuas y fuentes.
En su eje principal encontramos dos fuentes monumentales de estilo clásico, la de las Conchas y de los Tritones. Ambas transportan a tiempos más clásicos ya que no fueron construidas para este jardín sino mucho antes para decorar el palacio del Infante don Luis y el palacio real de Aranjuez respectivamente.
Fuente de las Conchas. Abel Pardo López |
Fuente de los Tritones. Esetena |
Desde ese eje central parten varios caminos donde encontramos multitud de especies vegetales y dos casitas, el Chalet de Corcho y el Chalecito de la Reina, añadidos en el siglo XIX por el maestro jardinero Ramón Oliva. Dentro también se halla el Museo de Carruajes aunque actualmente está cerrado.
Chalet de Corcho. losminimos |
Chalecito de la Reina. Gryffindor |
Dos curiosidades más guarda el jardín, una relacionada con su nombre y otra con fantasmas.
Su denominación viene del año 1109 cuando las tropas del caudillo musulmán Alí Ben Yusuf acamparon en los terrenos que ahora ocupa el parque para intentar conquistar Madrid que estaba en manos de Alfonso VI.
En cuanto a los fantasmas se dice que en el parque habitan dos. El primero de ellos es un joven enamorado que vaga en pena por el parque porque un musulmán le arrebató a su amada y que solía aparecerse a los aristócratas que allí se reunían.
El segundo nos traslada a la corte de Juan II, en esa época vivía un hombre bastante apreciado en la ciudad pero sin gran trascendencia. Debido a este cariño los madrileños le regalaron un osezno acompañado de un domador, el cual trataba de manera muy cruel al animal. Una noche el oso forzó los barrotes de la jaula y desapareció, pero con él se llevó al domador. Desde entonces se cuenta que por la noche se oyen los gruñidos del oso y los lamentos del domador e incluso testigos aseguran haber visto el fantasma del oso persiguiendo a un hombre.
Leyendas aparte este jardín es uno de los lugares con más paz de toda la ciudad y un buen lugar para escapar del estrés madrileño.
Antonio.velez |
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