jueves, 23 de julio de 2020

El panteón de Madrid

  Al igual que en París o Roma Madrid quiso tener un lugar para dar descanso eterno a los hombres y mujeres que habían marcado la historia del país.
  El Panteón de Hombres Ilustres se ubica en el en el claustro de la Basílica de Nuestra Señora de Atocha y fue ordenado construir por la Reina Regente María Cristina de Habsburgo para albergar en él los cuerpos de los militares, políticos o artistas que habían sido grandes influyentes en la historia del país. La idea parte de ejemplos como Westminster, el Panteón de París o el Panteón de Agripa.
  En un principio, 1937, ya se aprobó un panteón situado en el interior de la basílica de San Francisco el Grande con el nombre de Panteón Nacional de Políticos Ilustres y para ello se encargó a la Real Academia de Historia que elaborará una lista con los nombres que deberían ser enterrados en él. De esta primera lista les fue imposible hallar los cadáveres de Cervantes, Lope de Vega, Luis Vives, Antonio Pérez, Juan de Herrera, Velázquez, Jorge Juan, Claudio Coello, Tirso de Molina, Juan de Mariana, Agustín Moreto, Don Pelayo, el Cid, Guzmán el Bueno, Murillo, Juan de Juanes, Francisco Vallés, Pedro Melo de Portugal, Jovellanos, el conde de Campomanes, el conde de Floridablanca y Goya por los que se se les dio por perdidos, aunque hay algunos que sí se saben donde están pero no encontraron el cuerpo. 
  Finalmente este primer panteón acogió en una capilla a Juan de Mena, Garcilaso de la Vega, Alonso de Ercilla, Federico Gravina, Ambrosio de Morales, Juan de Lanuza, Francisco de Quevedo, Pedro Calderón de la Barca,  Zenón de Somodevilla y Bengoechea (Marqués de la Ensenada), Ventura Rodríguez y Juan de Villanueva, pero pasado un tiempo sus cuerpos fueron devueltos a su lugar de origen.
  El nuevo panteón fue una orden de María Cristina y para ello decidió ubicarlo en la Basilica de Atocha, donde ya estaban enterrados José de Palafox, Francisco Castaños, Manuel Gutiérrez de la Concha, Juan Prim y Antonio de los Ríos Rosas, pero para ello hubo que restaurar varios edificios que habían sido dañados durante la Guerra de Independencia.
  En 1888 se convocó un concurso público que ganó Fernando Arbós y Tremanti que proyectó una basílica en estilo neobizantino, con un campanile exento y un panteón inspirado en el Camposanto de Pisa pero el presupuesto era demasiado alto por lo que las obras acabaron en 1899 habiendo construido solo el claustro-panteón y la torre-campanario.
  Tras su finalización se enterraron dentro los antes mencionados que ya estaban en Atocha y los cuerpos de José Canalejas, Práxedes Mateo Sagasta, Eduardo Dato, Antonio de los Ríos Rosas, Antonio Cánovas del Castillo y en un mausoleo conjunto Mendizábal, Argüelles, Calatrava, Diego Muñoz Torrero, Francisco Martínez de la Rosa y Salustiano de Olozaga.
  Aunque el panteón es un lugar con un gran patrimonio de arte funerario (las esculturas son de Mariano Benlliure, Federico Aparici, Agustín Querol o Ponciano Ponzano) gran parte de los monumentos que se pueden ver son cenotafios (tumbas sin cuerpo) ya que la mayoría de los allí inhumados fueron reclamados por las ciudades donde originalmente se enterraron y fueron devueltos a ellas manteniéndose solo Canalejas.
  Es un monumento bastante desconocido tanto para los madrileños como para los visitantes pero es un remanso de paz donde disfrutar de las esculturas que dan homenaje al alguno de los personajes más importantes de nuestra historia.

Emijrp

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