Si pensamos en Castilla y León y más concretamente en la provincia de Segovia nos saltará a la mente su monumento más famoso.
El Acueducto de la ciudad de Segovia es una construcción civil romana que servía para transportar agua desde el Río Frío en la cercana Sierra de Guadarrama hasta la ciudad de Segouia, de este hecho viene su nombre aqua (agua) ducere (conducir). No se sabe a ciencia cierta su época pero los estudios lo han datado en los últimos años del emperador de Trajano o en los primeros de su sobrino Adriano, es decir es posterior al año 112 D.C. Su levantamiento en granito de Guadarrama consta de una altura de casi 30 metros, 167 arcos y transportaba el agua, aprovechando el desnivel del terreno, durante 16.222 metros.
Su construcción consta de tres partes; la zona extraurbana donde se recogía el agua, periurbana el tramo que transportaba el agua y la urbana donde se distribuía a los distintos destinos. Esta zona interior tiene un refinado sistema de arquetas que se subdividían para llevar el agua a las fuentes y aljibes.
En 1072 sufrió daños en un ataque musulmán dirigido por Al-Mamún de Toledo en el cual se vieron afectados 36 arcos que fueron restaurados en el siglo XV por un monje del Parral, Fray Juan de Escobedo. En su estrutura también se observan dos hornacinas seguramente adornadas por algún dios romano que Reyes Católicos sustituyeron por San Sebastián y la Virgen.
El Acueducto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985 siendo quizá la construcción más famosa de la ciudad por delante de la Catedral o el Alcázar.
Pero aquí no acaba su historia porque también cuenta con su propia leyenda que explica como y quien es el responsable de su construcción y porque hay un hueco ocupado por la Virgen de la Fuencisla.
Se dice que una chica de profesión aguadora tenía que trasladarse todos los días varios kilómetros para coger agua y llevarla a la ciudad, cansada se lamentó en voz alta "Daría lo que fuera porque el agua llegara sola a las puertas de la ciudad para no tener que volver nunca a recorrer este camino" a lo que una dulce voz respondió "¿Estás segura de que darías cualquier cosa a cambio de que el agua llegara a las puertas de tu ciudad?" asustada se dio la vuelta y se encontró con un apuesto hombre, ella le preguntó que quería a cambio, él pidió su alma. La chica no le dio importancia y aceptó, su alma a cambio de la construcción del acueducto en una noche, antes del canto del gallo, tras un apretón de manos el hombre desapareció y ella siguió su camino creyendo que todo fue una fantasía, pero no, al caer la noche se asomó a la puerta de San Juan y vio al Diablo construyendo el acueducto, arrepentida empezó a rezar a Dios para que no consiguiera terminarlo para conservar su alma y parece que le hizo caso porque cuando iba a colocar la última piedra el gallo cantó, Belcebú dio un espeluznante grito y se marchó de Segovia porque por una piedra perdió un alma. La joven tras ello fue a la iglesia a confesar su culpa y tras rociar los arcos con agua bendita los segovianos aceptaron el acueducto. Todavía se dice que los agujeros que se ven en él fueron causados por las garras de Satanás.
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