Hay una curiosidad en Madrid que dice que Lope de Vega vivió en la calle Cervantes y que Cevantes está enterrado en la calle Lope de Vega, y es cierto.
La Casa Museo Lope de Vega se ubica en la calle de Cervantes 11 en pleno Barrio de las Letras, el escritor adquirió este edificio en 1610 y lo describía como "… mi casilla, mi quietud, mi huertecillo y estudio…" aunque era una manera muy modesta de mostrarlo ya que era uno de los inmuebles más destacados de la zona y muy a la altura de su fama como escritor. la casa data de 1578 y costó 9.000 reales.
En esta casa vivió los últimos veinticinco años de su vida muriendo en 1635 siendo un lugar donde escribió algunas de sus grandes obras pero también vivió alguna de sus mayores penas como fue la muerte de su hijo Carlos Félix con apenas siete años. En ella también habitaron su segunda mujer, Juana de Guardo quien murió en ella al nacer su hija Feliciana, y fue el lugar donde Marta de Nevares (amante de Lope) terminó sus días estando ya demente y ciega.
A la muerte de Lope la casa pasó a manos de su hija Feliciana y de ella a Luis Antonio de Usátegui, nieto del autor que decidió vendérsela a Mariana Romero en 1674. Durante los siglos XVIII y XIX cambió varias veces más de manos y sufrió varias reformas que transformaron parte de su originalidad, a finales del XVIII, se había desplazado la entrada al centro, faltaban las jambas y el dintel de granito, y en el jardín se había formado una corrala madrileña. Fue el historiador y biógrafo Álvarez Baena m quien identificó la casa y sirvió como base para que Mesonero Romanos documentara la historia de la vivienda.
La Real Academia Española se interesó por la adquisición de la vivienda en 1862 y consiguió realizar en ella el tercer centenario del nacimiento de Lope. Este objetivo se cumplió en 1931 cuando la última propietaria, doña Antonia García, viuda de Cabrejo y anticuaria de profesión decidió crear un patronato para crear allí el Museo de Lope de Vega y nombró como patronos para este fin a la Academia de la Lengua.
Para su apertura como museo se hizo una gran restauración por parte de Emilio Moya y Pedro Muguruza. Durante ella encontraron las jambas de granito desaparecidas y hallaron parte de la inscripción del dintel de la puerta principal en los materiales del pozo.
En 1935, trescientos años después de la muerte del poeta, se declaró monumento y se inauguró como museo.
En su interior podemos encontrar parte de los muebles que Lope utilizó y que se recuperaron de un convento al que habían sido donados por una hija. Además incorpora obras de arte, mobiliario, enseres y ediciones bibliográficas vinculadas al literato y su tiempo.
La casa, aunque bastante restaurada, es un buen lugar para hacernos una idea de como se vivía en ese tiempo y como fue la vida del Fénix de los Ingenios.
esmadrid.es |
Luis García |
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