martes, 15 de septiembre de 2020

El alcázar toledano

   En Toledo podemos encontrar varios edificios que dan una a la ciudad una belleza que en pocos sitios podremos encontrar.

  El Alcázar de Toledo se ubica en una colina de 548 metros y desde allí preside toda la ciudad. Este edificio exento tiene su origen en el siglo III cuando Roma construyó allí un pretorio. Posteriormente en la Edad Media sirvió primero como residencia visigoda al establecer allí su capital, luego como alcazaba musulmana y finalmente como vivienda de Alfonso VI tras conquistar la ciudad.

  Pero fue pasando el tiempo y el edificio se fue quedando pequeño y anticuado. Es por ello por lo que Carlos I manda construir uno nuevo manteniendo solo parte de la fachada oriental. Esta nueva edificación serviría como residencia real pero nunca llegó a utilizarse para tal fin ya que la capital se trasladó a Madrid. Alonso de Covarrubias, Francisco de Villalpando y Juan de Herrera fueron los arquitectos elegidos para tal fin quienes levantaron un gran edificio de base rectangular, con ornamentación clásica y sencilla y capiteles corintios y compuestos. En su interior se encuentra un gran patio central rodeado de dos galerías presididas por estatuas de Carlos. En las esquinas hay cuatro torreones acabados en pizarra negra.

  Ya que como residencia no se utilizó se le dieron otros usos como cárcel de la corona, cuartel militar, talleres y Academia de Infantería.

  Pero el edificio que vemos actualmente no es el de Carlos ya que varios incendios hicieron que se tuviera que restaurar. En 1710 ocurrió el primero en el contexto de la Guerra de Sucesión, fue provocado por los austriacos para evitar que los ejércitos borbónicos lo usaran. Tras ello se hizo una primera restauración capitaneada por Ventura Rodríguez. En la Guerra de Independencia se quemó dos veces provocadamente y en 1887 sufre otro de manera fortuita. Esto dejo el edificio bastante tocado pero todavía quedaba la Guerra Civil donde sufrió un asedio al ser el lugar donde tropas franquistas se acuartelaron. Para 1940 el alcázar estaba prácticamente destruido por lo que se acometió una reforma que lo reconstruyó entero culminando sus obras en 1961. 

  Desde su reconstrucción ha tomado un nuevo rumbo y ya no se utiliza como cuartel o vivienda regia sino que sirve para albergar la Biblioteca de Castilla La-Mancha y desde 2010 el Museo de Ejército.


   

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