jueves, 10 de septiembre de 2020

San Francisco en Madrid

   En el centro de Madrid y muy cerca del viaducto que lleva al Palacio Real se ubica una basílica que por su majestuosidad y decoración interior se puede considerar como uno de los edificios que más belleza atesora de la capital.

  La Real Basílica de San Francisco el Grande se emplaza en la calle San Buenaventura 1 en el lugar donde San Francisco de Asís fundó una una convento-ermita en 1215 ya que en ese año el santo pasó por la Villa en un peregrinaje por toda la península, además allí se construyó una choza que le servía como alojamiento. Un tiempo más tarde esta ermita se derribó y se levantó otra en honor a la Virgen, la cual fue demolida en el siglo XIV y sustituida por una llamada de Jesús y María y posteriormente de San Francisco.

  Esta última ermita fue ganando mucha importancia y creciendo gracias a la aportación económica de familias adineradas que querían construir capillas y ser enterradas en ellas. Este hecho hizo que fuera más extensa que la iglesia de San Francisco de Paula, cerca de la Puerta del Sol, y es por ello que se le pone el apelativo de el Grande para diferenciarlas. Llegó a tener veinticinco capillas y cuarenta y un altares con panteones de familias como los Lujanes o los Vargas, hasta que en 1760 pierde su fin religioso y se demuele, perdiéndose todo.

  En 1761 se decide construir una nueva proyectada por fray Francisco Cabezas y terminada en 1784 por Francesco Sabatini. Es de estilo neoclásico con base redonda y una cúpula 33 m de diámetro y 58 m de altura lo que la convierte en la más grande de España y cuarta del mundo solo superada por la basílica de San Pedro y el Panteón, ambos en Roma, y la de Santa María del Fiore, en Florencia. La nueva basílica nació con el nombre oficial de Nuestra Señora de los Ángeles, aunque es conocida como Real Basílica de San Francisco el Grande. 

  En su interior es donde guarda un gran tesoro artístico como el lienzo de Goya San Bernardino de Siena predicando ante Alfonso V de Aragón, así como obras de Zurbarán, Casto Plasencia, Francisco Jover, Martínez Cubells, José del Castillo, Moreno Carbonero, Eugenio Oliva, Menéndez Pidal, González Velázquez, Gregorio Ferro, Gaspar Crayer, Vicente Carducci, Antonio Carnicero, Alonso Cano o Lucas Jordán, así como destacadas esculturas realizadas en mármol blanco.

  Tras la desamotización de Mendizabal fue expropiada y se expulsó a los franciscanos por ello se decide convertirlo en un monumento que sirviera como Panteón Nacional albergando los restos mortales de Calderón de la Barca, Quevedo o Ventura Rodríguez entre otros, pero finalmente fueron devueltos a su lugar original.

  En 1881 Cánovas decide restaurarla añadiéndole multitud de elementos que le aportan gran belleza. Se incorporan seis esculturas sobre la fachada, las vidrieras, el gran órgano del coro con su réplica pintada enfrente, las puertas de nogal del pórtico, las verjas, los altares, las enormes esculturas de mármol que rodean la rotonda central etc. En 1926 es devuelta a los franciscanos y adquiere su título de Basílica en 1963. 

  Su última adquisición fueron los jardines creados en 2007 sobre el antiguo claustro y que se nombró como Dalieda de San Francisco


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