martes, 27 de octubre de 2020

El Poltergeist asturiano

   Si hay algo que atrae a multitud de personas son las casas encantadas y en España tenemos varias de ellas.

    A principios del siglo XX una acomodada familia de León se afincó en la parroquia asturiana de Moreda en el Concejo de Aller. Allí decidieron habitar una casa construida a finales del siglo XIX, El Rayán. La pareja se llamaban Concepción González y Eusebio Bayón, de ahí que el caserío se conociera como la Casa Bayón, tenían doce hijos y en 1915 tuvieron el decimotercero. Es ahí cuando comienza una de las historias de terror más conocidas de Asturias.

  Una noche de 1915 el bebe empezó a llorar y despertó a sus padres. Una vez levantados acuden a la habitación y allí descubren con terror que la cuna del niño está siendo sacudida con gran violencia por una fuerza invisible. 

  Cada noche sucedía la misma historia hasta que un día Eusebio decide contárselo a sus vecinos. Tras el susto inicial uno de ellos decide velar la cuna para ver que pasaba. Cae la noche y la familia se va a dormir salvo el hombre que decidió cuidar del niño. 

  Pasadas unas horas, ya de madrugada, la cuna empieza a moverse de forma más violenta que otros días, es entonces cuando el vecino intenta pararla pero las sacudidas son tan fuertes que le derriban. Ese hecho desencadena muchos más fenómenos; ruido de cadenas, objetos que se movían solos, sonidos tras las paredes...

  Tan fuerte fueron los hechos que hicieron intervenir a la Guardia Civil que montó vigilancia fuera de la casa pero los sucesos hicieron huir a varios de ellos. 

  Cada noche seguía pasando lo mismo hasta que una de ellas Concepción se levantó como si estuviera sonámbula. Su marido se percató y le preguntó donde iba. Ella solo dijo ¿no oyes que me llaman? Y se fue a la habitación. Allí estuvo un rato de pie ella sola durante un largo tiempo. Al terminar solo dijo que debían ir a Campolongo (León) a misa y a poner velas, además añadió que nunca podía hablar de lo sucedido o los hechos se repetirían. La mujer murió con 103 años sin revelar el secreto.

   Hubo gente que achacó los hechos a que Catalina, hermana de Concepción, en su lecho de muerte pidió unas misas que nunca se cumplieron y como venganza encantó la casa hasta que se celebraran. Actualmente sigue en pie y en ella habita un nieto del matrimonio.

  



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