martes, 13 de octubre de 2020

Los baños no árabes de Girona.

   Si hay una cosa característica de los musulmanes es su afición a los baños y gracias a eso encontramos muchos ejemplos en España.

  En el 711 entraron en la península gentes provenientes del norte de África y con ellos vino una nueva religión y algunas de sus costumbres. Una de las aficiones de los musulmanes era darse baños que servían tanto para la higiene como para relajarse. Gracias a esto encontramos multitud de construcciones de este tipo como los baños árabes de Girona.

  Estos baños también conocido como hammam eran bastante importantes en las ciudades y solían construirse siempre que se asentaban en un lugar. En el caso de Girona los baños no fueron levantados por ellos si no que tras la conquista cristiana se decidió construir extramuros un edificio que imitara perfectamente a estos. Finalmente se erigen en el 1194 sobre unos antiguos antigups baños hispanoárabes en estilo románico. Seguramente su función sería la de dar descanso a los viajeros ya que su situación a la entrada de una de las vías principales sugiere este hecho. 

  Se levanta con una planta casi rectangular al estilo de las termas romanas con los costados más largos y abiertos hacia la calle y al sudoeste hacia un patio. Su fachada está sin decorar pero lo importante siempre se haya en el interior. La primera sala es el vestíbulo y la leñera que comunica con las cuatro estancias siguientes. 

  El frigidarium servía como vestuario y sala de agua fría. Tiene planta rectangular con ocho sectores de bóveda de cañón y pequeños lucernarios, agujeros que se podían abrir o cerrar y servían para regular el vapor. En su centro hay un piscina octogonal con pretil de piedra y cúpula.

  El tepidarium que era la sala tibia de base rectangular dividida en un espacio central y dos salas todas ellas cubiertas por una bóveda de cañón con lucernarios.

  El caldarium o sala caliente es más grande que la anterior con planta rectangular y posee también una bóveda de cañón. En su suelo había una cámara de aire caliente que le daba su función de estancia de sudoración. Tras ella hay una última sala que podría ser otro tepidarium.

  Funcionaron hasta el siglo XV y fueron restaurados en el XX para devolverles todo su esplendor. Gracias a esto Girona conserva una gran joya románica.



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