Un gran pasado existe en España en el cual las tres culturas convivieron en sus ciudades algo que nos ha dejado gran cantidad de patrimonio.
La ciudad de Córdoba siempre ha sido un lugar donde ha habido un gran esplendor artístico gracias a su pasado musulmán, pero ellos no fueron los únicos que allí habitaron y que dejaron su impronta ya que los judíos también formaron una gran comunidad la cual necesitaba de centros de oración y para ello levantaron Sinagoga de Córdoba cuya historia nos traslada al siglo XIV.
Todo comienza en 1314 cuando la comunidad judía de la ciudad necesita construir un nuevo lugar donde pudieran realizar sus ritos y para ello le encargan al alarife Isaq Moheb la construcción de una nueva sinagoga cuyas obras culminan en 1315 dando como resultado un edificio de base irregular con dos niveles y estilo mudéjar. En cuanto a su exterior se ve que es de decoración muy sobria como es costumbre en este tipo de obras y su interior también es muy sencillo.
Para acceder a ella hay que traspasar un muro que da a un pequeño patio de base trapezoidal el cual lleva hacia una pared que tiene una puerta de entrada y dos ventanas por la cual se llega a una especie de habitáculo desde el cual se distribuyen sus estancias y que funcionaba como guardarropa como de maskilta (piscina para abluciones).
En la parte baja se halla la Sala de oración la cual es la más amplia, tiene planta casi rectangular y está cubierta por una cubierta de artesonado. En su lado oriental se encuentra el hejal o tabernáculo reservado para la Torá el cual se corona con un arco de grande lóbulos enmarcado en un alfiz decorado con lacería. En el lado contrario hay un pequeño nicho con arco polilobulado y apuntado donde estuvo el retablo de Santa Quiteria cuando se cristianizó.
En la parte alta, a la cual se accede desde el hall, se encuentra la Galería de mujeres en la cual hay tres amplios arcos decorados con estuco y celosía entrelazados que miran hacia el santuario. Siendo el central más alto y con distinta ornamentación.
En cuanto a su historia se sabe que fue sinagoga hasta 1492 cuando el Edicto de Granada expulsó a los judíos. Ahí es cuando se convirtió en el hospital de hidrófobos de Santa Quiteria, en 1588 fue ermita de San Crispín y San Crispiniano y actualmente funciona como monumento al ser, junto a la Sinagoga del Tránsito y la de Santa María la Blanca ambas en Toledo, la única conservada de esa época. Además es Bien de Interés Cultural y forma parte del Centro histórico de Córdoba el cual es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1994.
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