martes, 18 de mayo de 2021

La cartuja de la escalera

   Multitud de patrimonio hay en España pero no siempre ha llegado en las mejores condiciones hasta nuestros días.

  España es un país en el que se conserva multitud de patrimonio pero por desgracia no todo ha llegado en buenas condiciones hasta nuestros días como pasa con la cartuja de Escaladei o Scala Dei en la localidad tarraconense de La Morera de Montsant.

  La historia de esta cartuja nos lleva hasta 1194 cuando el rey Alfonso II de Aragón, el Casto, decide donar unas tierras donde más tarde se levantaría esta cartuja considerada la primera de la Península Ibérica. Para su construcción se cuenta que unos monjes de la Orden de los Cartujos fueron enviados para investigar cual sería el mejor lugar para ubicarla. Prestos marcharon cuando de repente se encontraron con un pastor que les dijo que en sueños veía unos ángeles ascendían hacia el cielo a través de unas escaleras apoyadas en un pino colocado en los terrenos donde sus ovejas pastaban, el valle de Oliver a los pies de la sierra del Montsant. Los hermanos interpretaron esto como una señal de Dios y construyeron un pequeño claustro que derivó en la Cartuja de Santa María de Escaladei que significa literalmente "escalera hacia Dios".

  De este primitivo claustro empezó a surgir un gran cenobio que se fue convirtiendo en un edificio dinamizador de la zona gracias a sus extensos cultivos de vid y olivos además de ser parte de la fundación de otras cartujas como las de San Pol de Mar (1269) en Cataluña, Vall de Cristo (1385) en el Reino de Valencia, de Nuestra Señora de las Fuentes (1507) en Aragón, y El Paular (1390) y Miraflores (1442) en Castilla. Y la Escaladei de Évora (1585), considerada la primera de Portugal. Todo esto hizo que su importancia creciera de tal manera que la zona empezara a denominarse comarca El Priorato.

  También fue un lugar bastante propicio para el arte ya que abrió el Renacimiento a Cataluña y entre sus muros se estableció una escuela pictórica dirigida por Joaquín Juncosa. Gracias a esto en el siglo XVIII ya habían conseguido ampliar el monasterio hasta tres claustros y 30 celdas. Pero todo acabó en 1835 cuando la Desamortización de Mendizabal obligó a los monjes a su desalojo quedando totalmente abandonada. Esto hizo que se fuera deteriorando y sufriera multitud de saqueos y expolios.

  La cartuja quedó totalmente en ruinas llegando así hasta nuestros días en los que solo podemos ver los tres claustros (uno reconstruido), la iglesia, el refectorio y una celda rehabilitada. Debido a la desatención de las administraciones 800 años de historia están destruidos, un lugar que dejó un legado que todavía se conserva ya que de allí nació el vino que ahora es "Denominación de Origen Calificada Priorato". 



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