En la castellonense localidad de La Pobla de Benifassà, cerca del cerro de Santa Escolástica se levanta un magnifico conjunto gótico de carácter religioso cuya vida nos remonta a la plena Edad Media, el monasterio o cartuja de Santa María.
La historia de este lugar comienza en 1208 cuando el rey de Aragón Pedro II donó Benifasar a Guillem de Cervera con el fin de repoblar la zona y así comenzó a hacerlo hasta 1ue en 1229 se convierte en monje cisterciense en el monasterio de Poblet pasando a la Orden todas sus posesiones. Ya en 1233 el rey Jaime I ordena levantar un cenobio advocado a Santa María en ese lugar.
Se trata de un recinto amurallado levantado entre los siglos XIII y XVI con algunas añadiduras posteriores. Primeramente se construyó una zona temporal sobre un llano cercano al castillo que sirvió como alojamiento de los monjes hasta 1250 cuando ya se terminan las celdas. De esta época más antigua se observa que se levantó de manera parecida al monasterio de Poblet y que contiene algunos elementos románicos tardíos como arcos torales, perpiaños y formeros en la iglesia levantada en 1260, aunque concluida en 1460, de una sola nave con crucero y ábside poligonal.
En el siglo XIV bajo la dirección de Pedro Torres, se erigen el Palacio de abad y el claustro (1316-1347), además se le añaden dos sacristías, una junto al altar mayor y otra anexa al claustro.
El ala principal, orientada al sur o mediodía, contiene la puerta real, de traza románica, es la que da acceso a la zona residencial de los abades, la de los reyes, la hospedería y la capilla organizadas en torno a un patio cuadrado del que parten otras dependencias como claustro menores y los dormitorios. A la derecha ya se halla todo el conjunto monástico en torno al claustro mayor del cual parte dos alas donde se construyeron la cocina, el refectorio y otras dependencias y en la otra la sacristía vieja y la sala capitular.
En cuanto a su historia se sabe que su vida transcurrió tranquila hasta el siglo XVIII cuando la peste y la Guerra de Sucesión lo dejaron bastante deteriorado, de hecho para 1708 solo quedaban tres monjes siendo su abad Roberto Forner. En 1712 el nuevo abad, Raimundo de Reverter, hizo algunas reformas y consiguió revitalizar la comunidad pero volvieron a sufrir un fuerte revés en 1810 con la Guerra de Independencia ya que lo tuvieron que abandonar hasta su fin en 1814. En el Trienio Liberal fueron expulsados de nuevo para volver en la Década Ominosa y así hasta que la desamortización de Mendizábal de 1835 les expulsó definitivamente. Esto hizo que el monasterio empezara a entrar en ruinas por ello 1959 la Diputación de Castellón se lo cedió de nuevo a la orden creándose así en 1967 el primer monasterio de monjas cartujas de España. Actualmente sigue ocupado por ellas y está declarado MHAN desde 1931.
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