España tiene un gran legado romano debido a la multitud de ciudades que aquí fundaron durante su estancia.
Roma fue una civilización que ocupó durante bastante tiempo la Península Ibérica y durante su estancia fundo varias ciudades que aún conservamos siendo la primera de todas ellas Itálica en la sevillana localidad de Santiponce.
Fue en el año 206 a.C. cuando Publio Cornelio Escipión, el Africano, decide edificar una ciudad en Hispania que sirviera para dar reposo a sus tropas heridas y también como residencia para sus veteranos. El lugar elegido fue el Cerro de San Antonio donde colocó a sus legionarios, tras la batalla de Ilipa (Alcalá del Río, Sevilla) donde venció a los cartagineses en el contexto de la II Guerra Púnica, junto a una antigua ciudad turdetana del siglo IV a.C. Al principio ambas civilizaciones convivieron en paz hasta que Roma impuso sus normas.
En años posteriores la ciudad fue ganando un gran estatus, sobre todo en la segunda mitad del siglo I a.C. cuando coge el estatuto de Municipium Civium Romanorum probablemente en el año 45 a.C. coincidiendo con la etapa de Julio Cesar en ella. Esto hizo que fuera cogiendo una gran importancia y que se extendiera durante la época de Octavio Augusto.
Pero sin duda su mayor explendor llegó en el siglo I y II siendo emperadores Trajano y Adriano, ambos nacidos en ella, ya que fueron la ampliaron y revitalizaron su economía, además Adriano le dio el título de colonia (algo muy importante porque esto lo equiparaba a Roma siendo simulacra Romae) cambiándole el nombre a Colonia Aelia Augusta Itálica y le añadió nuevos edificios públicos.
En su tiempo la ciudad se convirtió en un enclave estratégico tanto político-militar como económico debido a su situación privilegiada entre Hispalis e Ilipa así como de las rutas que iban de Sevilla y Huelva a las minas de la Sierra Norte. Esto hizo que se llegaran a crear casi dos ciudades, la Vetus urbs (vieja) y la Nova urbs (nueva) con una extensión de 52 hc durante el Alto Imperio Romano.
Pero como todo al final su declive llegó en el siglo III durante la dinastía de los Antonino debido en parte a la inestabilidad del terreno de la Nova urbs y la falta de mantenimiento lo que hizo que gran parte de su población marchara a la Vetus. El siguiente paso ya se dio durante la Edad Media ya que los musulmanes centran todo el poder en Ysbilia. Los expolios y robos se hicieron norma y algunas de sus piedras acabaron en la Giralda o sus mosaicos en lugares como el Palacio de la Condesa de Lebrija.
Actualmente sus restos, bastante bien conservados, nos permiten ver como era una antigua ciudad romana a través de sus paseos por las murallas, el anfiteatro, teatro, termas, Traianeum, acueductos o casas (Exedra, Neptuno, Patio Rodio, Hylas, Pájaros y Planetario) además hay una gran colección de mosaicos, objetos de arte y utensilios.
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