En la soriana localidad de Monteagudo de las Vicarías hay varias construcciones que nos llevan al pasado medieval de la villa y uno de ello es el Castillo-Palacio de la Recompensa o Castillo-Palacio de Monteagudo.
Discurría el siglo XIV cuando una de las familias más poderosas de Castilla, los Hurtado de Mendoza, decide levantarse un castillo que sirviera como vivienda en unas tierras en las que ya poseían varios al ostentar el título de señores de Almazán, partido judicial al que pertenece la localidad.
Lo que aquí se observa es un castillo de estilo gótico-renacentista levantado con en aparejo, mezcla sillería y sillarejos. De planta pentagonal, esta fortaleza está recorrida por una muralla en cuyas esquinas se levantan varias torres de diferentes formas y alturas de las que destacan tres: la de poniente, de base rectangular, sur, de planta rectangular y levante la cual posee cara octogonal al exterior y hexagonal al interior. Todas ellas están recorridas por un camino de ronda y se rematan con almenas.
En esta muralla también se hallan dos puertas, la principal y la falsa, de arco apuntado con matacanes que servían para su defensa. Desde aquí ya se pasa al interior donde sus salas palaciegas se distribuyen al rededor de un gran patio central renacentista con doble galería porticada sobre columnas de fustes lisos y estriados con capiteles jónicos y ornamentación de yesería plateresca en la superior. En este patio también aparece un pasadizo que desde poniente unía el castillo con la iglesia.
El nombre de Recompensa viene porque esta tierra fue cedida por el rey Enrique II de Castilla a Bertrand du Guesclin por haberle ayudado en su guerra contra su hermano el rey Pedro I de Castilla. Tras ello pasó a manos de los Mendoza, señores de Almazán y de Morón y Condes de Altamira.
En el siglo XX sufrió una restauración en los arcos. almenas y galería y desde el 22 de abril de 1949 tiene la categoría de monumento.
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