El siglo XIX marcó el inicio de la gran industrialización en España y uno de los lugares donde más se vio fue en el País Vasco, por ello allí se construyeron varios edificios para tal fin como es el Calero de la localidad alavesa de Nanclares de la Oca, capital del municipio de Iruña de Oca.
Lo que aquí se observa es una torre cuadrada, en origen exenta, de seis metros de ancho y quince de alto construida con paredes de sillar y esquinas de sillarejo y culminada con cemento en su parte superior, aunque este trozo está bastante transformado porque inicialmente tenía huecos que posteriormente fueron rellenados.
La construcción de esta torre en el siglo XIX correspondía a la necesidad de crear cal para las distintas industrias que lo necesitaran. Para ello se abrió un agujero en la base por el se introducía el carbón para posteriormente subir por una escalera exterior la piedra caliza e introducirla por un respiradero construido en una cámara de sección circular, cubierta de ladrillo refractario. Una vez dentro se prendía el carbón y al alcanzar temperaturas de entre 900 y 1000°C abrasaba lentamente la piedra. Una vez concluido el proceso , duraba aproximadamente una semana, se recogía el polvo en su parte inferior.
La singularidad de este calero radicaba en que su horno era mucho más grande que el de otras localidades y que además era de uso continuado cuando normalmente solo se hacía de manera esporádica.
Pero como todo este lugar fue cayendo en desuso a principios del XX y se fue degradando por ello en 2011 necesitó una gran restauración. Finalmente el 2 de mayo de 2011 fue declarado monumento e incluido en el inventario general del patrimonio cultural vasco debido a que muestra a la perfección el pasado industrial de la localidad.
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