En La Rioja encontramos multitud de fortalezas que sirvieron tanto para vivienda de sus constructores como para servir como defensa de algunas ciudades como pasa en Agoncillo y su Castillo de Aguas Mansas cuya historia nos lleva a la Baja Edad Media.
La vida de esta fortaleza pudo comenzar en época romana cuando se construyó una torre que sirviera para la vigilancia de la zona y que posteriormente pudo ser reutilizada en la Edad Media, de hecho en el siglo IX, según cuenta la Crónica albeldense, el rey de Pamplona Sancho Garcés habría tomado un castillo a los musulmanes que en crónicas de los siglos XI-XII ya viene denominado como de Aguas Mansas o Aguas Muertas y lo ensalza como un gran lugar defensivo. Es por ello que en 1191 Alfonso VIII de Castilla compró el señorío y las tierras a Pedro y Gómez García.
En el sigo XIII es cuando comenzaría las obras del actual castillo pero no sería hasta el XIV cuando obtiene su aspecto actual al ser comprado en 1337 por Rodrigo Alfonso de Medrano, ballestero de Alfonso XI, quien hizo una remodelación completa. Tras su muerte en 1345 pasa a su hijo Rodrigo pero le dura poco ya que el rey navarro Carlos II, aprovechando las guerras entre Pedro el Cruel y Enrique de Trastámara, lo ocupó. En 1368 lo vende y en 1392 vuelve a la familia Medrano quienes a través de él crean en 1407 el mayorazgo de los Medrano. Estos lo ocuparon hasta el siglo XVI cuando se lo venden a los Porras quienes en el XVII se lo dan a Siruela y estos a su vez a los Frías Salazar que lo mantuvieron hasta el siglo XIX. Aquí es cuando entra en declive al haber sido cuartel durante las Guerras Carlistas y convertido en viviendas hasta 1950 cuando pasa a ser almacén y cuadras.
Lo que aquí se observa en un castillo de sillería en forma rectangular con cuatro torreones en las esquinas. Una vez atravesado los primero que se ve es la Torre del Homenaje de cuatro niveles con bóvedas de cañón apuntado a la que se accede por un arco apuntado. Lo siguiente es ya el patio de armas de dos niveles en forma de claustro de dos niveles cuya galería se sostiene sobre arcos de medio punto. A través de él se disponen todas las estancias.
Durante el siglo XX este castillo estaba en muy malas condiciones por ello en 1983 el Ayuntamiento decidió adquirirlo y realizarle una gran restauración en la que eliminó las salas creadas en el siglo XIX y devolverle a su estado original y así recuperar la que quizá sea quizá la obra de arquitectura civil medieval más importante de La Rioja y darle un uso cultural y de Casa Consistorial. Además gracias a todo esto es Monumento Histórico Artístico Nacional.
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