No todo el patrimonio que hay en España se basa en la construcción de edificios sino que también hay jardines o parques.
La provincia de Tarragona cuenta con multitud de patrimonio que nos hace disfrutar de su belleza. Podemos ver iglesias, palacios o ruinas romanas pero también hermosos jardines como el Parc Samà ubicado en la comarca del Bajo Campo (término municipal de Cambrils).
La historia de este parque comienza en 1881 cuando el indiano afincado en Cuba Salvador Samà i Torrens, marqués de Marianao, decide levantar un jardín para uso privado de su vivienda y para ello cuenta con el arquitecto Josep Fontserè quien trajo como ayudante a Antoni Gaudí.
La plantación comienza en 1881 siguiendo un trazado por ejes ordenados por caminos, árboles o alguna construcción. El paseo principal se ubica justo delante de la casa y se constituye por dos hileras de plátanos y mandarinos en forma de cuadrado. De aquí ya parten los nuevos paseos en los que podemos ver robles, tilos, castaños de indias centenarios y muchas más especies tanto autóctonas como tropicales.
Pero sin duda lo que hace más especial a este jardín son los elementos arquitectónicos que se le incluyeron. Delante de la casa se halla una plaza hay una fuente de rocalla con un pináculo como surtidor rodeado de caparazones de caracoles marinos de pincho y almejas gigantes, todo completado por nenúfares en su agua. En el extremo sur se levanta la Torre del Mirador sostenida sobre una cueva abovedada de rocalla. En la parte trasera de la casa hay otra fuente de hierro colado de origen francés de la que parten varios caminos que dan a un estanque con tres islas, comunicadas por puentes de cemento a modo de troncos de madera, en la que destaca la Gruta del pirata de la isla central construida en forma de caverna con embarcadero.
Todo el jardín se completa con antiguas jaulas para un zoo privado que él había y por una cascada que surte de agua a todo el jardín y que proviene de una mina de 5 kilómetros construida para tal labor.
Todo esto hace que sea una auténtica joya de la jardinería romántica del siglo XIX que se mezcla con los ambientes de Cuba creando así una atmósfera especial para el visitante. Por todo esto está declarado declarado Bien Cultural de Interés Nacional.
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