España está llena de palacios que se levantaron para residencia de nobles y también para otros usos como juzgados.
En pleno centro de la valenciana localidad de Llíria se levanta un precioso palacio que no deja indiferente a nadie que lo observa, el Palacio de Ca la Vila (casa de la villa) cuya historia nos traslada al siglo XVI.
Construido entre 1596 y 1602 su origen se sitúa cuando el Concejo decide construir un lugar que sirviera como almudín, prisión, cámara de los Jurados y sala de Consejo. Para ello se levantó un edificio exento con planta rectangular y tres niveles culminado por una cubierta a cuatro aguas de la que sobresale un mirador.
En su exterior se observa que está levantado en estilo renacentista, con toques manieristas y regionales, cuya planta está compuesta de dos crujías formadas por los muros de carga que sujetan las fachadas y el muro central. Todo rematado por una galería superior de arcos de medio punto. Pero sin duda los más importante de esta fachada es su portada principal de estilo plateresco formada por un arco de medio punto enmarcado por pilastras dóricas y rematado por un relieve en piedra en el que se representa el escudo de Liria flanqueado por ángeles y jarrones ornamentados.
Desde aquí ya se accede a su interior donde se distribuían todas las salas necesarias para el desarrollo de su función distribuidas en torno a una escalera cuadrada, siendo la planta superior donde se situaron la sala de sesiones, secretaría y el despacho del alcalde.
La función de este lugar siempre ha sido la misma aunque erróneamente a veces se le denominara como Palau dels Ducs d´Alba o Palacio de los Duques de Alba debido a que de manera excepcional funcionara como su vivienda cuando visitaba la ciudad en el siglo XVIII.
Actualmente sigue perteneciendo al Ayuntamiento y en él se ubica el Museo Silvestre de Edeta en el que se recoge una colección de 150 obras realizadas por Manuel Silvestre Montesinos, uno de los mejores artistas valencianos del siglo XX.
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