jueves, 14 de octubre de 2021

La falsa iglesia templaria

   Las ordenes religiosas siempre han fundado grandes lugares de culto que han llegado a nuestros días y algunos de ellos esconden leyendas.

  En la ciudad de Segovia alejándonos un poco de la zona más turística existe un lugar que siempre ha estado rodeado de misterio debido a sus orígenes, la Iglesia de la Vera Cruz la cual clava sus raíces en la Plena Edad Media.

  La historia de este lugar comienza en 1208 cuando es fundada por los Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén (de ahí que antes se la conociera por la iglesia del Santo Sepulcro) pero la tradición atribuye su construcción, muchos años antes, a los templarios ya que habrían elegido este lugar por su gran fuerza telúrica y la habrían levantado siguiendo las directrices de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalem donde se conserva el Calvario y el Santo Sepulcro del Señor.

  Lo que aquí se observa es una iglesia románica en transición al gótico que posee una planta dodecagonal que rodea a un edículo interior de dos plantas. Además contiene una sacristía, tres ábsides y una torre campanario cuadrado del siglo XVI, un tipo de construcción muy basado en los baptisterios paleocristianos y utilizada por muchas Ordenes Cruzadas.

  Exteriormente está levantada con muros de sillería que contiene ventanas en forma de saeteras de medio punto y como decoración molduras que la recorren entera. Además se encuentran dos puertas que dan acceso aun interior muy sobrio en el que destaca el edículo central de dos pisos coronado por cúpula califal y altar mudéjar, los ábsides con varias imágenes, las capillas y las banderas de la Orden de Malta (Orden y religión de San Juan de Malta, Lengua del Delfinado y de Auvernia, Lengua de Italia, Lengua de Castilla y León, Lengua de Alemania, Lengua de Aragón y Navarra, Lengua de Francia, Lengua de Provenza y Escudo de la Soberana Orden Militar de Malta).

  En cuanto a su historia se sabe que una vez construida pasó a depender como encomienda a la colegiata de Toro (Zamora), que fue recibiendo regalos como una reliquia de la Cruz de Cristo o lignum crucis entregado en 1216 por el papa Honorio III (desde 1692 se conserva en la iglesia parroquial de Zamarramala) y que Urbano IV se la entregó a los canónigos del Santo Sepulcro quienes en 1489 se unieron a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, por ello en 1531 la iglesia pasa a depender de los Caballeros de Malta. Así continuó hasta que Mendizabal la desamortizó pasando a convertirse en pajar pero el estado no quiso dejar morir la iglesia por eso en 1919 la declaró Monumento Nacional y en 1951 se la devolvió a la Orden.

  El caso es que la importancia de esta iglesia no solo está en su belleza sino en la alta carga simbólica que guarda ya que la tradición se la otorgue a los templarios le da un halo de misterio. Primero en los doce lados que tiene que puede hacer referencia a los Apóstoles, el zodiaco, los meses, las tribus de Israel o las puertas de Jerusalem. Y segundo por las dos leyendas que esconde entre sus muros y que tiene que ver con maldiciones templarias.

  La primera de ellas cuenta que los miembros de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón u Orden del Temple escondieron en su suelo todas las riquezas que amasaron en vida y que si alguien osa intentar robarlas desde las tumbas de los caballeros saldrás rayos que fulminaran al ladrón.

  La segunda tiene que ver con los pájaros ya que se dice que a la iglesia solo pueden entrar golondrinas porque poco tiempo después de la construcción del templo un hermano falleció tras una pequeña lucha contra unos ladrones. El caso es que este, el más apreciado por todos por su valentía, iba a ser velado en la iglesia pero en un momento dado los caballeros dejaron el cuerpo solo, tiempo en que unas chovas (otras fuentes hablan de cuervos, grajos o cornejas) aprovecharon para entrar y empezar a devorarlo. Cunado los caballeros regresaron vieron con estupor como estaban devorando su carne y creyeron ver en ello una señal del Diablo que quería llevarse su alma, por ello el prior decidió maldecir a estas aves y prohibirles volver a la iglesia. Desde entonces se dice que ninguna chova ha vuelto a aparecer por la Vera Cruz.

  Actualmente esta iglesia sigue bajo el manto de la Orden de Malta y hace las delicias de cualquier amante del misterio porque se dice que al entrar en ella una gran fuerza se apodera del visitante y le envuelve con todo el halo místico que solo los templarios pueden crear.




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