Muchas veces caminamos por sitios que guardan secretos bajo su suelo y que por casualidades salen a la luz para mostrar restos de una gran importancia arqueológica y un claro ejemplo es el yacimiento de la villa romana del Paturro, localizada en el noreste de la Bahía de Portmán, muy cerca de la localidad murciana de La Unión.
Todo comienza en 1969 cuando en el Huerto del Tío Paturro de Portmán salen a la luz los restos de una antigua villa romana que atrajo la atención de investigadores que querían saber de que tipo de construcción se trataba, finalmente durante los 80 se hace una verdadera excavación que da como resultado un yacimiento de alta importancia tanto arqueológica e histórica ya que supuso un avance en el estudio de los asentamientos rurales domésticos romanos en Murcia.
Lo que aquí se halló fue una casa de época tardo-republicana, que funcionó entre el siglo II a. C hasta mediados del siglo III d. C., ubicada en la vía Augusta que unía Cartago Nova (Cartagena) con el fondeadero de Portus Magnus (Portman) el cual utilizarían para dar salida a sus productos ya que esta villa tendría doble función, la de vivienda y la de industria.
Durante la excavación se descubrió que la villa estaba dividida en dos para satisfacer las distintas utilidades. Una parte era la vivienda donde los dueños hacían su vida. Esta zona era de decoración más refinada como se ha visto en las excavaciones ya que han salido a la luz trozos de esculturas (destacando una cabeza de sátiro), retazos de peristilos y jardines, restos de pinturas murales, mosaicos bícromos (blanco y negro) e incluso aparecieron partes de una terma. La segunda mitad era de uso industrial y en ella se han exhumado varias estructuras en forma de balsas que servirían para el salazón, además fueron modificadas a lo largo de los siglos.
En un principio (II-I a.C) este lugar estaría destinado a funciones de minería y se comunicaba con los puertos limítrofes, pero esto cambió durante el siglo I a.C. que es cuando se añaden las decoraciones de la parte de vivienda y se crean las balsas para salazones, las cuales se recubrieron con un opus signinum, un tipo de mortero hidráulico rosáceo muy resistente que servía para impermeabilizar las paredes. Además se le añadió una rampa de mortero que unía dos balsas donde se han hallado conchas marinas y un anzuelo de pescar ya que seguramente sobre ella se secaba el pescado mientras que en las balsas se elaboraba salsa.
Las excavaciones, además, han permitido saber que su auge estuvo entre los siglos I-II d.C pero que a partir del III entró en declive debido a la crisis que se desató en Carthago Nova.
Debido a la importancia de este lugar las excavaciones han durado hasta 2021, hay un proyecto para musealizarlo y sus bienes se hayan repartidos entre el Museo Arqueológico de La Unión y los museos arqueológicos de Cartagena y Murcia.
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