Normalmente las iglesias con más belleza se construyeron muchos siglo atrás pero eso no siempre es así porque en tiempos más modernos también se pueden encontrar ejemplos con una gran belleza y uno de ellos lo hallamos en Melilla, la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.
El origen de este templo se sitúa en 1900 cuando, a instancias del vicario Eduardo Alvendín Carrasco, se decide construir una iglesia a las afueras del recinto amurallado ya que solo había alguna capilla. El 8 de diciembre de 1901 se puso la primera piedra de este lugar que en un principio se iba a llamar Iglesia del Llano pero con ello también comienzan una serie de avatares que retrasarían sus obras 18 años.
Al principio la iglesia se iba a construir con los fondos que el vicario sacó con la venta de unos terrenos en el Mantelete exterior a los que se uniría el dinero sacado por rifas y festejos creados para tal efecto y la donación de devotos y de los cuarteles militares pero en 1909 la falta de recursos y el inicio de la Guerra de Melilla obligaron a parar sus obras.
No fue hasta 1912 cuando el nuevo vicario, Miguel Acosta, consiguió que el Ministerio de Gracia y Justicia otorgara una financiación para continuarlas pero hubo un problema y es que se tuvo que derribar todo lo construido anteriormente y levantarla de nuevo lo que hizo que en 1913 se quedaran sin dinero otra vez. Hasta 1917 no se pudieron recuperar las obras en las cuales se contó con el arquitecto Fernando Guerrero Strachan quien consiguió terminarlas en 1918.
Lo que ahora se observa es una iglesia levantada con piedra y ladrillo macizo en cuya fachada se ve una puerta en forma de arco de medio punto a la que la flanquean columnas corintias. Sobre ella se sitúa un ventanal coronado por un rosetón rodeado de dos vanos. Todo se completa con un campanario culminado por una torre con un reloj de cuatro esferas con casilicios y un chapitel piramidal negro.
De aquí se pasa a un interior de planta basilical con tres naves, siendo la central más ancha que las laterales, cubiertas por una bóveda de cañón con arcos formeros donde se abren óculos y se remata con un ábside semicircular. Además posee columnas corintias y muros a imitación de sillería.
Pero sus dificultades no acabaron aquí ya que en 1927 hubo un gran temporal que la dañó bastante por lo que tuvo que ser reparada por Enrique Nieto.
Pese a todos estos problemas la iglesia ha conseguido llegar hasta nuestros días en un gran estado y gracias a su belleza e historia se ha ganado ser Bien de Interés Cultural.
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