jueves, 3 de marzo de 2022

El castillo ahora palacio

   Nobleza y palacios siempre han ido de las manos creando un gran patrimonio que aún podemos observar.

  Muchas veces un edificio antiguo fue sustituido por otros más modernos para suplir alguna carencia, porque estaba muy deteriorado y no se podía arreglar o simplemente por comodidad o estética. Ejemplos hay muchos y uno de ellos se encuentra en la zaragozana localidad de Biota donde se ubica el Castillo, Torreón y Palacio de los Vizcondes de Biota o de los Condes de Aranda.

  El origen de este lugar se sitúa en el siglo X cuando la Villa se convierte en un enclave estratégico para vigilar la frontera entre los reinos cristianos y musulmanes, esto hizo que se creara una muralla en el peñón y sobre él se levantara un primitivo castillo al que se le adosó un torreón defensivo en la parte más alta de la colina para así poder otear todo el territorio al norte de la comarca de Cinco Villas cerca de los ríos Arbas y Onsella ya que aún estaban en manos musulmanas.

  Para 1091 todas estas tierras pasaron a manos de los cristianos por ello el rey Sancho Ramírez de Aragón se las entrega a Fortunio Aznárez y Sancho Aznárez para que vuelvan a poblarlas. Es en este momento cuando se tira la torre de vigilancia y se levanta la que ahora se mantiene. Se trata de una torre defensiva rectangular de tres cuerpos construida con piedra arenisca y sillería de buena calidad en cuya fachadas se ven pocos vanos pero varias marcas de cantero y los mechinales para las vigas de un edificio derribado para levantar el palacio. Todo se completa con una terraza almenada que puede ser original y restos de la muralla a sus pies.

  Para 1169 la construcción estaba en manos de la familia de los Urrea quienes lo mantuvieron sin título hasta 1457 cuando Juan de Navarra, en ese momento lugarteniente del rey Alfonso V de Aragón, convierte a Ximén Ximenez en el I vizconde de Biota, el Bayo y Sestrica. Pues bien, en 1541 comienzan la construcción de un nuevo palacio sobre el solar del antiguo castillo. Se trata de un edificio cuadrangular de tres niveles flanqueados por dos torres levantado con sillares de piedra arenisca perfectamente escuadrados y refuerzo de sillares almohadillados en las esquinas. En el primer piso se ubica un arco mixtilíneo enmarcado por dos pilastras que sirve como puerta y sobre él hay un entablamento ornamentado por triglifos, metopas y medallones. Los otras dos plantas poseen balcones dispuestos sobre piso gallonado, salvo en la planta noble ya que tiene un vano central moldurado. Todo se completa con frontón triangular y un escudo de armas dentro de un medallón ovalado con pináculos coronados por bolas. Desde aquí se accede a un interior formado por un zaguán rectangular del que sale un pasillo que lleva a una escalera monumental cubierta por una cúpula sujetada por trompas y en la se  que apoya un entablamento que culmina con un tambor octogonal que desde el exterior se observa como un gran cimborrio octogonal de ladrillo. Este palacio se comunica con la torre a través de una galería.

  En cuanto al resto de su historia en él muere en 1574 el poeta Jerónimo de Urrea haciendo que la propiedad pase a los condes de Aranda quienes lo mantuvieron hasta 1772 cuando se lo venden, junto al título de vizconde, al hidalgo Matías Landáburu y no sería hasta 1995 cuando esta joya de la arquitectura aragonesa pasa a manos del Ayuntamiento de Biota quienes lo reformaron para acoger la sede del Consistorio y otro usos culturales. Además gracias a su historia y arte está catalogado como Bien de Interés Cultural.





No hay comentarios:

Publicar un comentario