jueves, 21 de abril de 2022

La iglesia gallega de la fuente milagrosa

   Desde muy antiguo las civilizaciones han creado lugares de culto que aún podemos disfrutar en diversos estados.

  Desde hace siglos los cristianos han creado lugares donde practicar su culto, sitios en los que además se alojaban parte de los encargados de realizarlo pero no siempre el terreno facilitaba su levantamiento y eso pasa con la Iglesia o Monasterio Rupestre de San Pedro de Rocas ubicado en la parroquia de Rocas perteneciente a la ourensana localidad de Esgos, 

  Edificado sobre el monte Barbeirón dentro de la Ribeira Sacra no se sabe con certeza su año de construcción pero gracias a una lapida fundacional encontrada en la iglesia (ahora conservada en el Museo Arqueológico Provincial de Ourense) se sabe que en el año 573 seis varones (Eufrásio, Eusanio, Quinedio, Eatio y Flavio) crearían este lugar para retirarse a una vida de oración, algo que haría que fuera uno de los primeros lugares de Galicia en el que se conoce esta práctica. Así habría funciona este lugar hasta que en el siglo VIII quedó abandonado por los sucesivos ataques que sufrió. Pero según la tradición en el siglo IX (en tiempos del rey Alfonso III de Asturias, el Magno) el caballero Gemodus, estando de caza, habría redescubierto este lugar y habría decidido quedarse a vivir en él junto a sus compañeros quienes rápidamente le nombraron abad. El caso es que no se sabe si todo esto es verdad pero Gemodus sí fue una persona real como así lo demuestra el privilegio que el rey Alfonso V de León otorgó a Rocas en 1007.

  De su historia, además, se sabe que desde el siglo IX dependía del monasterio de San Salvador de Celanova salvo un espacio de tiempo durante el siglo XII que lo hizo de Santo Estevo de Ribas de Sil. Tras ello volvió a Celanova hasta que en el siglo XV la Reforma benedictina de Galicia lo obliga a convertirse en priorato administrativo de San Salvador de Celanova. De esta manera la autonomía de este cenobio acababa para pasar a ser parroquia regida por monjes cuya historia concluye desamortización de Mendizábal de 1836.

  Actualmente lo que aquí se observa es un conjunto construido en las cuevas de la roca y en la que se pueden ver varios edificios. 

  El más antiguo de todos es la iglesia del siglo XII la cual es de tres naves que concluyen en una cabecera con ábsides en semicircunferencia excavada en la roca. Realmente se trata de un conjunto de capillas separadas por arcos sostenidos por columnas y capiteles talladas en la piedra y cubierto por una especie de cúpula con respiradero por donde entran luz y aire. Además las capillas contienen un techo que imita una bóveda de medio cañón.

  En su interior, además, alberga cinco tumbas en la nave central, dos sepulcros que según una leyenda pertenecen a Gondamáriz y Oveco Seixas quienes murieron luchando contra el rey Bermudo II de León, un fresco del siglo XII en el cual aparecen los apóstoles sobre un mapa (el único mapamundi mural románico que existe), varios altares, crucifijos y se cree que estuvo la tumba de Gemodus.

  La segunda construcción sería el campanario el cual se levanta en forma de espadaña con dos vanos fabricada con roca natural. Fue construido por Gonzalo de Penalva en el siglo XV. Las campanas ya no están ya que se trasladaron a la iglesia de Quinta del Monte.

  La tercera es la casa rectoral del siglo XVIII la cual es un edificio rectangular hecho en sillería de granito (algunas piedras fueron recicladas del monasterio) y ornamentado por balcones con rejas de hierro. Lo curioso de este lugar es que dentro hay ocho sepulturas antropomórficas excavadas en la roca con orientación suroeste oeste salvo una que está en sur-norte. Además una de ellas tiene un cruz grabada y todas poseen un rebaje para encajar una lápida. Debido a esto se cree que en este lugar estaba el antiguo claustro en donde los monjes eran enterrados.

  Por último se halla el antiguo cementerio abierto en el siglo XIX para servir como camposanto parroquial y del que ahora solo quedan seis nichos despejados. 

  A todo esto lo completa una calzada que llega hasta la conocida fuente de San Bieito, un lugar creado por la recogida de aguas en una ladera de manera natural y del que se cuentan algunas leyendas como que sus aguas curan las verrugas si se reza un Padre Nuestro mientras se introduce la zona afectada, que hay un túnel obstruido por una viga de oro que si alguien intenta robar será convertido en alquitrán o que aquí se ejecutaba a las mujeres pecadoras mediante la pinga, es decir, dejar que les caigan gotas de agua muy lentamente pero de forma constante hasta que enloquecieran y murieran.

  Aparte de todo esto este lugar ha sufrido varios incendios como en el siglo XI que obligó al abad Aloito y la comunidad de Celanova a reconstruirlo o el de 1640 que le da el aspecto actual. Pero a pesar de todos estos avatares ha llegado en un gran estado hasta nuestros días, algo que sumado a su inmensa historia (se considera el conjunto monacal más antiguo de Galicia) le ha valido ser Monumento Histórico Nacional desde 1923 y Bien de Interés Cultural desde 1999.



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