jueves, 14 de abril de 2022

La primera iglesia melillense

   Iglesia y patrimonio están de la mano en todas las localidades de España y gracias a ello hay un gran arte que disfrutar.

  En cualquier localidad de España hay iglesias, lugares que se crearon para llevar a cabo en su interior el culto cristiano y que además guardan en su interior un gran patrimonio artístico. Numerosos son los ejemplos y uno de ellos es la Real y Pontificia Iglesia de la Purísima Concepción de Melilla.

  Los orígenes de este templo se sitúan entre 1556 y 1575 cuando se crea una primitiva iglesia, bajo la advocación de San Miguel para sustituir a la ermita de la Victoria derribada en 1549, que fue destruida en parte por un terremoto acaecido en 1579 por lo que Juan Bautista Antonelli comienza su reparación pero finalmente Felipe III ordena a Jorge Fratin su reconstrucción acabando sus obras en 1604.

  En 1660 se produce otro terremoto que la causa algunos deterioros por ello en 1663 se la ceden a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos para que se hagan cargo de ella. En sus manos es cuando cambia su advocación a la Concepción de la Virgen María.

  L o que ahora se observa es una iglesia cuyos muros y arcos son de piedra de la zona y ladrillo macizo; vigas, planchas de madera y tejas para el techo; y maderas, ramas y yeso para bóvedas y cúpulas encamonadas. 

  De esta manera su exterior posee una fachada muy sobria en la que solamente destaca una portada de sillería en forma de arco de medio punto cuyas puertas se flanquean por pilastras toscanas que sujetan una hornacina con la imagen de Concepción de la Virgen María. Encima de ella se sitúa una ventana adintelada con frontón triangular y se culmina con una espadaña con dos niveles y tres campanas.

  Se aquí se entra a un interior donde se hallan tres naves (la central más alta y ancha que las laterales) sujetadas por columnas toscanas y que empiezan con un nártex y acaba con presbiterio plano al que se entra a través de un arco del triunfo donde se ubica un escudo del papa Alejandro VII. Tras él se halla la Capilla Mayor donde se conserva un camarín hexagonal con la imagen de Nuestra Señora la Virgen de la Victoria (patrona de Melilla) y una sacristía. A esto se le suma la capilla de San Francisco y la capilla del Rosario ambas ornamentadas con retablos altares barrocos.

  En cuanto a su historia se sabe que ha sido dañada varias veces por lo que se tuvo que reparar otras tantas veces pero gracias a esto ha llegado con un gran estado por ello esta iglesia, la más antigua de la ciudad, forma parte del Conjunto Histórico Artístico de la Ciudad de Melilla, declarado Bien de Interés Cultural.



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