A lo largo de España hay multitud de edificios que han variado su función durante sus siglos de vida y adaptación.
No todos los edificios perduran en el tiempo con la misma función, algunos cambian a lo largo de los siglos para convertirse en algo para lo que no estaban pensados y un ejemplo claro es la mallorquina Real Cartuja de Jesús de Nazaret, también conocida como Cartuja de Valldemossa o Cartoixa de Valldemossa por estar localizada en esta localidad.
Aunque ahora se le recuerda como un edificio religioso el origen de este lugar fue muy distinto y es que en 1309 el rey Jaime II de Mallorca decide levantar un palacio, seguramente sobre los restos de uno musulmán levantado por el valí Mussa o Muça, para que su hijo Sancho, de ahí que también se la llame como el Palacio del rey Sancho, se curara de su asma. Convertido ya en Sancho I de Mallorca efectivamente el edificio se convirtió en su morada habitual y la de sus descendientes, Jaime lll y Juan I, pero cuando el Reino de Mallorca se incorpora al Reino de Aragón este lugar pierde su función y se abandona (esto hizo que el carpintero y arquitecto Bemat Tarragró tuviera que repararlo varias veces) por ello en 1399 el rey Martín I de Aragón se lo cede a la Orden de los Cartujos para que lo conviertan en una de sus cartujas lo que le supuso una gran transformación. De esta manera comenzaba una nueva vida religiosa para el palacio la cual duró hasta 1835 cuando la Desamortización de Mendizabal expulsó definitivamente a los monjes.
El siglo XIX marcó una nueva historia ya que la propiedad, salvo la iglesia y algunas dependencias que se las quedó el obispado, pasó a José María Bauzá de Mirabó i Maroto quien la transformó en una casa señorial al estilo de como gustaba a la nobleza mallorquina y por la que pasaron ilustres personas de la cultura mundial como el compositor polaco Frédéric François Chopin quien se alojó en la celda 4 en el invierno de 1838-1839 y donde compuso sus Preludios Op. 28, la escritora francesa Amantine Aurore Lucile Dupin de Dudevant, conocida como George Sand, que aprovechó su estancia para escribir "Un invierno en Mallorca", el escritor nicaragüense Rubén Darío quién creó aquí el poema "La Cartuja" y la noevla "El oro de Mallorca", José Martínez Ruiz (Azorín), Miguel de Unamuno, Santiago Russínyol o Eugeni d’0rs. Anteriormente a ellos y cuando todavía era cartuja Gaspar Melchor de Jovellanos fue preso en ella por orden de Manuel Godoy, un tiempo que aprovechó para escribir "Instrucción pública. Una Historia de la Cartuja de Valldemossa" y un diario donde contaba su estancia.
En cuanto a su aspecto el palacio primitivo se distribuía a través de un patio en cuyo norte estaba la sala regia que se comunicaba con la planta baja de la torre donde el rey dormía. Al oeste estaba las estaban las estancias de la reina, a sur un almacén y la cocina y al este unos anexos. Con la entrada de los monjes la plaza de armas se convirtió en claustro y cementerio, cinco salones pasaron a ser celdas, la prisión a refectorio, la despensa a sacristía, la cocina se convirtió en la iglesia (neoclásica del siglo XVIII) y un almacén anexo en capítulo. Además se crean una cocina, el horno, la bodega, la hospedería, una farmacia y la caballeriza. Ya en manos de José María es cuando cambia para ser el palacete de un noble.
Actualmente este edificio es utilizado como museo, lugar para eventos, salón de conciertos y otras funciones. Además conserva un gran aspecto a lo que se le suma una historia bastante importante algo que le ha valido ganarse el título de Bien de Interés Cultural.
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