El cementerio asturiano prehistórico

   Desde que el mundo es mundo las civilizaciones han buscado lugares para enterrar a sus muertos, sitios que ahora podemos conocer.

  Desde hace miles de años las distintas civilizaciones que han habido en la Península han buscado lugares para enterrar a sus muertos, sitios que hoy en día nos permiten conocer como eran los ritos mortuorios de cada una de ellas y un ejemplo es la Necrópolis Megalítico-Tumular Monte Areo ubicada entre los asturianos Concejos de Carreño y Gijón.

  El monte Areo o monte de San Pablo es la principal altura de la región Cabo Peñas, un sitio que desde la Prehistoria fue utilizado por distintas civilizaciones para enterrar a sus fallecidos. Esto hace que sea un sitio de suma importancia para estudiar como eran las inhumaciones en tiempos tan antiguos pero aunque desde el siglo XIX se conocía la existencia de estas tumbas no fue hasta 1990 cuando se conoció la importancia de ellas debido a las excavaciones arqueológicas.

  De esta manera entre el Cierru Los Llanos y Huelgües de San Pablo se encontraron una serie de treinta túmulos con distintos grados de conservación y que ofrecen un gran hallazgo arqueológico del megalítico asturiano. Además se ha logrado conocer a partir de la tipología y los ajuares funerarios que son de distintas etapas, así se pudo deducir que las tumbas de Les Huelgues serían de un periodo más antiguo o arcaizante que las de Los Llanos y que estarían creadas entre los últimos siglos del IV y comienzos del III milenio antes de Cristo.

  En cuanto a lo encontrado se pueden distinguir tres tipos de monumentos; dólmenes simples cubiertos por una armadura de piedra y con cámaras cerradas cuadrangulares con cubierta monolítica; Dólmenes de vestíbulo y cámara alta para albergar el cuerpo y túmulos sin cámara. Además hay dos cámaras funerarias cuadradas, un dolmen trapezoidal y un corredor corto de un solo tramo (esto último es extremadamente raro en la zona cantábrica). Por último junto a ellos se han encontrado ajuares funerarios compuestos por hachas, sílex, puntas de flecha o abalorios.

  Todo esto hace que sea un yacimiento de una gran importancia histórica lo que le ha valido ser Bien de Interés Cultural.