A finales de la Edad Media la Península Ibérica seguía siendo un territorio marcado por la guerra es por ello que se seguían construyendo fortalezas que servían tanto para la defensa como la vivienda y un ejemplo es castillo de la cacereña localidad de Coria.
El origen de este castillo se sitúa en época romana cuando se levanta una primitiva fortaleza defensiva a la que posteriormente sustituiría una templaria del siglo XII. Ya en 1472 García Álvarez de Toledo, I marqués de Coria y I duque de Alba de Tormes, le encarga a Juan Carrera una reestructuración completa del lugar y para ello utilizaron materiales de la antigua muralla romana para construir todo un castillo nuevo al que anexionaron una torre albarrana de sillería cercana probablemente del siglo XIII o XIV pero la modificaron.
De esta manera lo que aquí se ve es una torre del homenaje pentagonal almenada a la que se le construyó un antemural enfrente. Tras ella aparece una línea de dos torres, una cuadrada y una redonda, que flanquean la puerta conocida como El Castillejo y que se ornamenta con el escudo de su propietario. Además todo se levanta con sillares y se remata con falsos matacanes y garitones semicilíndricos en la torre la cual está unida a la liza y el adarve de la muralla.
Actualmente el castillo sigue en manos de los Alba y constituye uno de los monumentos más importantes de la localidad.
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