sábado, 18 de junio de 2022

La iglesia almeriense polisaqueada

   Si hay vida religiosa tiene que haber lugares donde sus miembros duerman y gracias a ello conservamos un gran patrimonio.

  Cuando una serie de personas deciden dedicarse a la vida religiosa en un lugar concreto se necesita la creación de sitios donde puedan vivir y un ejemplo es el convento de los Agustinos de la almeriense localidad de Huécija.

  El origen de este sitio se sitúa en el 1511 cuando Teresa Enríquez, viuda de Gutierre de Cárdenas,  decide fundar un convento para enseñar el cristianismo a los moriscos que vivían por la zona y a la vez construir una iglesia advocada a Santa María de la Regla que fue derribada el 22 de septiembre de 1522 debido a un terremoto que dejó intacto solo la torre y la fachada sur. Pero este no fue el único sobresalto que sufrió el cenobio ya que durante la revuelta de los moriscos de 1568 fue asaltado e incendiado, un fuego en el que murieron sus habitantes. Esto hizo que tanto el convento como la población creada a su alrededor quedara abandonada hasta que en 1723 se decide su reconstrucción y para ello se contó con Gaspar Cayón, maestro mayor de la Catedral de Guadix, para que aprobara el proyecto de Simón López de Rojas. Con esto estaba todo listo para levantar de nuevo la iglesia pero en 1728 se toparon con un problema entre los Padres Agustinos y López que lo paralizó todo hasta que este último abandonó el proyecto. Es por ello que lo retomó Cayón pero con modificaciones.

  Una vez reconstruido vivió una época de paz hasta 1808 cuando las tropas napoleónicas la saquearon y vandalizaron por ello en 1814 Fernando VII firmó un decreto por el cual se le devolvieron todos sus bienes. Pero llegó 1836 y con él la Desamortización de Mendizábal que hizo que todo pasara al Estado salvo la iglesia que continuó su labor como parroquia auxiliar. Anteriormente a esto funcionó como cárcel durante la Revolución de los Coloraos de 1824.

  De esta manera lo que ahora se observa es una iglesia barroca cuyo exterior es bastante sobrio y en el que destaca su torre. De aquí se accede aun interior que posee una base en forma de cruz latina con una única nave y capillas laterales entre los contrafuertes y galerías sobre ellas, todo cubierto por una bóveda de cañón con arcos fajones sujetados por los contrafuertes. Todo se completa con una cabecera de planta poligonal cubierta por una bóveda de cinco paños con lunetos y una cúpula de media naranja sobre pechinas entra la nave y la cabecera. 

  Actualmente este edificio es el monumento más importante de Huécija y uno de los mejores ejemplos del barroco almeriense algo que le ha valido ser nombrada Bien de Interés Cultural.





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