jueves, 16 de junio de 2022

La puerta del ego de Fernando VII

   Cuando las ciudades tenían murallas había que erigir puertas que dieran acceso a ellas, entradas que ahora se han quedado como monumentos.

  Antiguamente Madrid era una ciudad amurallada pero con el paso del tiempo esta cerca ya no fue necesaria y se fue derribando pero quedaron en pie algunas puertas aunque no originales sino reedificadas para que cumplieran una función monumental y un claro ejemplo es la Puerta de Toledo.

  El origen de esta puerta se sitúa en el siglo XI cuando se levanta una entrada por el camino que llevaba a Toledo, de ahí su nombre, la cual se situaba en la actual confluencia entre la calle de Toledo con Santa Ana y estaba rodeada de la muralla que iba desde Embajadores, cruzaba Lavapiés y llegaba hasta la plaza de Antón Martín. Ya en 1625 cuando se levanta la cerca de Felipe IV se decide reedificarla pero en otro lugar ya que ahora se colocó en al lado de la Casa-Matadero, muy cerca del actual Rastro.

  Con la llegada de José I al trono en 1808 se ordenó a Silvestre Pérez en 1811 la construcción de una nueva para adecentar el antiguo camino real de Andalucía pero este nunca llegó a producirse ya en 1813 se expulsó al rey pero la idea había calado hondo es por ello que el Ayuntamiento decida encargar un diseño a Antonio López Aguado para levantar una nueva puerta en homenaje a Fernando VII cuyas obras se prolongaron hasta 1827.

  De esta manera lo que aquí se observa es una puerta neoclásica levantada con bloques de granito y decoraciones de piedra caliza berroqueña en la que se ve que es un arco del triunfo triple cuyo vano central es de medio punto rodeados de medias columnas estriadas jónicas y los laterales son dos arcos adintelados con pilastras jónicas.

  Todo se corona con un conjunto diseñado por José Ginés y creado por Ramón Barba y Valeriano Salvatierra. Al norte se ve un escudo de Madrid sujetado por dos niños y estandartes, penachos y armamento mirando al sur. En la fachada sur se observa una alegoría de España que sostiene un escudo colocado sobre dos tierras y recibiendo a un genio de las provincias en forma de matrona (derecha) y las artes a la izquierda en forma de otra matrona con todos sus atributos. Por último todo se completa con la inscripción en latín cuya traducción reza: "A Fernando VII, el Deseado, padre de la Patria, restituido a sus pueblos, exterminada la usurpación francesa, el Ayuntamiento de Madrid consagra este monumento de fidelidad, de triunfo y de alegría, Año MDCCCXXVII".

  Como curiosidad saber que en 1811 cuando José I la ordenó se introdujo en sus cimientos un arca que contenía monedas y una Constitución de Bayona. Cuando en 1813 se ideo de nuevo la puerta se encontró el arca y se decidió cambiar las monedas por unas de Fernando VII y el ejemplar de la Constitución por una de Cádiz de 1812 pero con la instauración del absolutismo el rey ordenó retirar la copia de la Constitución que había en el cofre. Esto se arregló en el Trienio Liberal cuando se puso una copia del texto en la clave pero en 1824 tras la entrada de la Década Ominosa el año anterior esta se volvió a retirar por orden del rey ya que quería que solo se le glorificara a él en la puerta.

  Esta nueva puerta estaba pegada a dos edificios también de Antonio López que la unían a la muralla pero se demolieron a principios del siglo XX por ello ahora se la ve exenta dentro de una rotonda y rodeada de una zona verde. Además gracias a toda su monumentalidad se la ha nombrado Bien de Interés Cultural.





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