Los inicios del cristianismo no fueron fáciles por lo que la construcción de iglesias se hizo de manera humilde.
No todas las iglesias son construcciones espectaculares como pueden ser las catedrales o las basílicas, hay otras mucho más humildes que también aportan una gran historia y eso es lo que pasa con la Ermita o Iglesia rupestre de San Juan de Socueva ubicada en la cántabra localidad de Socueva dentro del municipio de Arredondo.
Los inicios de esta ermita no quedan del todo claros pero se situarían entre los siglos VII y X cuando se empezaron a construir una serie de templos durante la Alta Edad Media. Muchas de estos lugares fueron creados durante la época musulmana de la Península por la población que había huido de esas zonas buscando lugares donde la influencia de Al-Ándalus no llegara, es por ello que suelen ser sitios redonditos incrustados en las rocas, aunque en este caso también hay una parte exterior.
Lo que aquí se encuentra es una iglesia rupestre cuyo exterior es un atrio tejado y rodeado por una cerca con portada adintelada creada en en estilo rústico en el siglo XIX. Tras esto aparece la entrada que da acceso a un interior de una sola nave de planta irregular construida bajo el voladizo de una cueva que le sirve de cubierta, a esto se le añadieron muros de mampostería y se dejó la roca viva como pavimento. Además posee un arco del triunfo en forma de herradura que da acceso al ábside semicircular con una pequeña ventana en forma de tronera y se cubre con una falsa bóveda. En cuanto a ornamentación solo se ve un supuesto modillón mozárabe sobre el muro de entrada y el altar original, el cual es un pilar cuadrado con los bordes achaflanados y un hueco para reliquias en su extremo superior y rematado por una mesa troncopiramidal encajada al pilar.
Del resto de su historia se sabe que en el siglo XIX rehabilitada para el culto y que en 1985 fue nombrada Bien de Interés Cultural pero debido a su estado también forma parte de la Lista roja de patrimonio en peligro, de la asociación Hispania Nostra.
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