La religión y los religiosos van de la mano por ello existen lugares donde estos dormían y vivían en su época.
Debido a la gran tradición cristiana que hay en España podemos encontrar una gran cantidad de monasterios donde los religiosos habitaban y un ejemplo es el monasterio de Santa María de Bellpuig de las Avellanas o Santa María de Bellpuig de les Avellanes ubicado en la ilerdense localidad de Os de Balaguer.
La historia de este lugar empieza en el siglo XII y tiene su origen en dos comunidades distintas. La primera se situaba en Vilanova de les Avellanes y se trataba de una pequeña población custodiada por el ermitaño Joan d'Organyà la cual en 1166 fue apoyada por el conde de Urgel Ermengol VII y su mujer Dolça. La segunda en cambio surge también en 1166 pero siendo una filial del monasterio de Casadieu y regida por Guillem d'Anglesola. Ya para 1180, una vez muerto Joan, ambas comunidades se unen creando el nuevo monasterio el cual fue entregado a la Cándida y Canónica Orden Premonstratense.
Como este nuevo cenobio siempre contó con el apoyo del Conde de Urgel fue creciendo y ganando fama lo que hizo que sus posesiones llagaran hasta la sierra de Montsec algo que se afianzó cuando en 1196 pasa a la protección del rey Alfonso II de Aragón quien le otorgó donaciones y privilegios. De esta manera continuó hasta el siglo XVIII cuando sus hermanos fueron enclaustrados en 1835 aunque entre 1883 y 1889 recuperó su función eclesiástica al convertirse en una trapa de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia. Pero tras su salida fue comprado en 1894 por el banquero Agustí Santesmasses quien lo expolió ya que entre otras cosas vendió los sepulcros de los condes de Urgel al Museo The Cloisters de Nueva York, sus cuerpos se recuperaron en 1967 pero en ataúdes humildes de piedra. Finalmente en 1910 la Congregación de los Hermanos Maristas se hizo cargo de él.
Lo que aquí se observa es un cenobio cuya iglesia se empezó a construir en el siglo XIV en estilo gótico que fue proyectad como una gran basílica pero finalmente se acortó su nave y se redujo considerablemente sus proporciones. En su exterior se ve una portada gótica formada por columnillas rematadas por capiteles y ornamentada con los escudos de los condes de Urgel, del monasterio y otro que puede ser de un abad. Desde aquí se pasa a un interior de una sola nave con planta de cruz latina que originalmente estaba cubierta con una bóveda ojival de madera y se remataba con tres ábsides, uno central pentagonal y dos laterales menores. Todo se completa con un claustro anexo románico del siglo XII el cual es rectangular y posee dos galerías divididas en dos por un pilar central y con cuatro arcos de medio punto sujetados por dobles columnas.
Actualmente todavía vive él una pequeña comunidad y además es utilizado como alojamiento y restaurante. Además gracias a su historia y arte está declarado Bien de Interés Cultural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario