La casa sobre el hospital

   El arte ha ido evolucionando según pasaban los siglos dándonos nuevos estilos que marcan las ciudades de otra manera.

  No todo el patrimonio de las ciudades fue creado muchos siglos atrás, hay ejemplos de tiempos más cercanos a nuestros días como la Casa Mantilla de Valladolid.

  Tras la Desamortización de Mendizabal de 1836 en la cual muchos edificios fueron arrebatados a sus antiguos propietarios para mejorar las ciudades hizo que se quedaran multitud de solares vacíos y eso pasaba con la Acera de Recoletos de Valladolid donde se encuentra la casa, sin embargo su solar estaba ocupado por el Hospital de la Resurrección que no fue desamortizado sino que se quedó antiguo. Este viejo sanatorio había servido desde el siglo XVI cuando ocupó el espacio de una mancebía que fue desalojada a las once de la noche del 25 de marzo de 1553 y cesó su actividad en 1881 por haberse quedado pequeño y viejo. Para 1883 se decide su derribo pero no se llevó a cabo hasta 1890, Es ahí cuando hubo una subasta publica para la compra de los terrenos los cuales cayeron en 1891 en manos de Fidel Recio Mantilla quien le encargó la nueva construcción a Julio Saracíbar quien finaliza las obras el 31 de diciembre de 1892.

  De esta manera lo que aquí se observa es un edificio organizado en cinco portales con una escalera propia en cada uno y dos viviendas por en cada una de las cuatro plantas a las que se le suma una planta baja. En su exterior se observa que es un edificio ecléctico con influencias del beaux-arts francés en cuanto a su organización, decoración y vanos.

  La planta baja se estructura con grandes arquerías para comercios sobre las que se colocan los pisos los cuales poseen grandes ventanas y miradores cuya alineación dan verticalidad a la fachada y se completa con torreones rematados en cúpula en las esquinas. Además en ella se ver ornamentaciones de estucos en la que se representan columnas y pilastras, cariátides y guirnaldas o frontones, pero muchos de ellos ya han desaparecido. Desde aquí se pasa a un interior ricamente decorado y en el que se añadieron varias novedades como una estructura metálica oculta, ascensores hidráulicos (los primeros de Valladolid) y electricidad. 

  Actualmente este edificio, el cual fue restaurado por completo en 2007, sigue funcionando como viviendas y representa uno de los mayores emblemas vallisoletanos.