Muchos edificios que se construían los aristócratas con el tiempo fueron perdiendo su función por lo que los ayuntamientos o los dueños decidieron darles otra vida y eso pasa con el Palacio de Valdés de la asturiana localidad de Gijón.
El nacimiento de este palacio data del XVI cuando Juan de Valdés, corregidor de Gijón, se lo encarga a Juan de Cerecedo el Viejo para servirle como vivienda. Este arquitecto cántabro lo diseña en estilo barroco temprano pero le pide ayuda al italiano Juan Bautista Portigiani quién decide darle un toque manierista a toda la fachada.
De esta manera aparece un edificio cuyo exterior presenta un cuerpo central y dos torres a los lados con escasa ornamentación salvo el sillar almohadillado. En cambio las torres se asemejan más a las medievales y se rematan con almenas. De aquí se pasa al interior organizado entorno a un patio porticado de forma cuadrangular.
Ya en 1625 se decide adosarle la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe diseñada por Pedro de Cubas de la Huerta y que únicamente se ornamenta con el escudo de la familia.
En cuanto a su historia se sabe que hasta 1822 fue vivienda ya que en ese año se convierte en una fábrica de tabaco pero ese no fue su último uso ya que desde 1880 acoge el Colegio Santo Ángel de la Guarda regentado por las Hermanas del Santo Ángel de la Guarda.
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