Roma tenía que saltar obstáculos en su estancia en Hispania y para ello crearon puentes que les ayudaran,
Cuando Roma llegó a Hispania se encontró con que había muchos accidentes geográficos que tenían que sortear de alguna manera, algunos de estos obstáculos eran ríos y para ello crearon pasarelas que les permitieron cruzarlos y un ejemplo es el Puente romano de Mantible el cual une el riojano barrio de El Cortijo, dentro del municipio de Logroño, con Assa, un barrio de la localidad alavesa de Lantziego, sobre el río Ebro. Además esta localizado sobre las calzadas de Caesaraugusta-Virovesca y Virovesca-Pompaelo (Zaragoza, Briviesca y Pamplona).
Aunque se llama puente romano realmente sería de época medieval y es que en un principio se dató en el siglo II d. C pero estudios posteriores lo fecharían en el siglo XI para unir Nájera y Pamplona al igual que el Puente la Reina (Navarra), esto quiere decir que quizá sí hubo un puente romano pero que fue sustituido por este. Realmente es algo que sigue en entredicho pero lo que sí parece poner de acuerdo a sus estudiosos es que mediría 164 metros y que poseía siete arcos (seis según un estudio de 2018) de medio punto sujetados por seis pilares rectangulares con espolones y tajamares más los accesos en cada extremo. Además se conoce que no tenía una altura uniforme ni un tablero horizontal sino que estaría inclinado para sortear las distintas cotas de las orillas.
En cuanto a su historia no se sabe con seguridad hasta cuando estuvo en uso pero existen documentos que certifican que para el siglo XVI ya estaba destruido quedando en pie solamente lo que se ve ahora, un arcos (sobrevivían dos pero uno se derrumbó en 2021 tras una riada manteniéndose solo el de la parte alavesa) y algunos restos de los pilares.
Aparte de esto el puente también guarda una leyenda en la que se dice que el rey de los francos, Carlomagno, llegó a la Península se topó con un caudaloso río que solo podía ser atravesado por el puente llamado Mantible, una pasarela de mármol defendida por dos torres cuadradas, una a cada extremo, y habitado por el gigante Galafré el cual pedía a los cristianos que quisieran pasar por el que hiciera unas pruebas y si no lo conseguían les mataría. Además es nombrado en el capítulo XLIX de El Quijote ya que lo atraviesan cuando Alonso Quijano es trasladado a su pueblo enjaulado por el cura y el barbero.
Actualmente posee un estado ruinoso pero hay planes para salvar sus restos ya que es Bien de Interés cultural y forma parte del conjunto Patrimonio de la Humanidad "Caminos de Santiago de Compostela: Camino Francés y Caminos del Norte de España".
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