En casi todas las localidades españolas existían comunidades de religiosos que necesitaban de lugares donde vivir y llevar a cabo sus cultos es por ello que se crearon edificios donde alojarles y un ejemplo es la Iglesia y Convento de San Joaquín y San Pascual ubicado en la murciana localidad de Cieza.
El origen de este lugar está en la Ermita y Sitio del Señor San Sebastián, sita en extramuros, que se derribó para cedérsela al Hospicio y Convento de los Religiosos Descalzos de Nuestro Padre San Francisco de la Provincia de San Juan Bautista, situada entre los Reinos de Valencia y Murcia y cuya sede más cercana era la casa y convento de Santa Ana del Monte, en Jumilla (Murcia).
En 1671 es cuando Carlos II da el permiso para la construcción de nuevo Convento Franciscano Descalzo de San Joaquín y San Pascual el cual sería fundado en 1681, ayudando así a acabar con las luchas banderiza que había en el municipio, y en 1685 comienzan las obras llevadas a cabo por los mismos frailes liderados por el reverendo Padre Fray Salvador Avellán, culminándolas en 1699 al igual que la iglesia.
De esta manera se observa un exterior bastante sobrio, como es habitual en las iglesias franciscanas, que da paso a un interior en el que se observa una iglesia de una sola nave de cuatro tramos con capillas laterales y culminada en una cabecera rectangular y coro alto a los pies. Además se decoraba con un retablo creado por Fray Benito de Salazar en 1707 pero que fue destruido en 1936 y entre 1701 y 1707 se esculpe el Cristo del Coro, se erige el Retablo Mayor, se pintan ocho cuadros para el refectorio y se construyen las bóvedas, el pavimento de los claustros, el remate del Altar Mayor, los claustros y la portería.
De aquí se pasa a un claustro creado con cinco arcos de medio punto por lado y dos plantas de altura en cuyo centro estaba el pozo del que solo queda el brocal. En torno a él ya aparecen tres plantas donde se disponían las dependencias cubiertas con bóvedas de aristas y se remata todo con teja de medio cañón a dos aguas en el exterior y a un agua en el claustro.
En cuanto a su historia se sabe que funcionó como convento hasta 1822 cuando fue abandonado salvo por tres monjes que cuidaban la iglesia. Po ello en 1836 deciden crear la sociedad benéfica "La Caridad" y utilizar las celdas para ancianos y desvalidos. Ese mismo año se les desamortiza y se le entrega al Ayuntamiento en 1839. Posteriormente se crearía en él un Cuartel de la Guardia Civil hasta que en 1876 se coloca en él el Colegio de "La Purísima y San Luis Gonzaga" que dura hasta 1885 destinándose entonces a asilo. Ya en el siglo XX fue utilizado como hospital, cuartel, sala de maternidad, asilo o Centro de Educación de Adultos.
Actualmente se utiliza como Biblioteca Municipal Padre Salmerón y el claustro como sala de exposiciones. Además desde el año 2000 es Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento.
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